Shuar Velásquez pertenece a una comunidad de Condorcanqui, cerca del Río Santiago, cerca de la frontera con Ecuador

Shuar Velásquez pertenece a una comunidad de Condorcanqui, cerca del Río Santiago, cerca de la frontera con Ecuador

«Pedimos una marcha pacífica: el camino más sabio es retener el dolor, procesarlo, superar todo esto: si en la marcha nos quieren hacer algo no pretendan ser valientes, escápense: sean prudentes, sean pacifistas», dijo al mediodía Etsa Tsajuput, uno de los dos jóvenes estudiantes de Filosofía que han destacado por su limpieza de ideas en los medios que los han entrevistado desde el lunes último, a raíz de la tragedia en Bagua.
Shuar Velásquez y Etsa, wampis y awajún respectivamente, compartieron sus lecciones sobre el dolor -antes de ir a la manifestación por la paz- en un diálogo con sus compañeros y profesores en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM).
Ambos se enteraron muy temprano el viernes de los hechos de violencia. La hermana de Shuar le informó que habían matado al presidente del Frente de Lucha de Condorcanqui.

«Sentimos la responsabilidad de hacer algo concreto por este lado del que difícilmente se han dado cuenta, un trabajo para que -en términos políticos- el Estado multicultural sea graficado, testimoniado. Nuestro país no es una nación, jamás será una nación: es una mentira en la Constitución. En la selva somos 40 naciones cada una con sus lenguas propias, sus modos de ser y estar muy distintos. Este es un momento crucial para debatir esto seriamente en la sociedad», explicó Velásquez.
«Invitamos a este debate nacional sobre los proyectos que deben aunarnos: es una obligacíón moral actuar ante las dificultades que nos atañen: por ética necesitamos actuar en la vida política», añadió.

Por su parte, Etsa comentó que en un comunicado difundido el viernes por el Movimiento Estudiantil Indigena -que forman con otros compañeros de las universidades La Cantuta, Católica y San Marcos- solicitaron que alguna entidad neutral venga al Perú como un intermediario confiable.

Etsa Edinson Tsajuput durante conversatorio.

Etsa Edinson Tsajuput durante conversatorio.


«Ha habido muchas pérdidas, no sabemos cuántas muertes hay. En nuestro pronunciamiento hemos pedido una investigación exhaustiva, una intervención de la ONU o la OEA, aunque la iglesia es también importante», refirió Tsajuput.
«Nuestra gente está asustada, aterrorizada por lo que ha ocurrido. Nuestras madres, niños y niñas han experimentado algo que nunca han visto en todas sus vidas: policía con armamento de guerra. Responsabilizamos al Ejecutivo por no haber llegado antes a una solución», subrayó.
Ambos estudiantes informaron que a pesar de los testimonios de que han arrojado cadáveres al río Marañón, la policía no permite a las personas ni a los periodistas que se acerquen a dichas zonas y como los dirigentes no pueden hablar porque están detenidos o escondidos, «cuando se exijan evidencias, no se va a poder probar lo ocurrido».
«Esta experiencia nos hace aprender que seas pobre, rico, blanco, negro o amarillo, no intentes tener la verdad única, la herramienta de la verticalidad sino respeto al otro. La política (de explotación de recursos incluida en los decretos legislativos) presuponía que el otro deje su cultura: ese no es el camino», aseguró el estudiante awajún.
«Esperemos que las lecciones ocurridas nos sirvan para algo: el Perú es de diversas naciones, diversas sabidurías y si todos hacemos esfuerzo común, podemos lograr que sea el país que todos soñamos. A veces vemos otros países desarrollados adonde algunos quieren migrar, pero deben saber que este país tiene todo, falta voluntad, inteligencia y y diálogo», agregó.
Ante una pregunta del auditorio acerca de la frase del presidente Alan García de que 400 mil indígenas no pueden decidir por 28 millones de peruanos, Shuar precisó que son unos 9 millones de ciudadanos indígenas sumando los quechuas y aymaras y que deben ser tomados en cuenta.
«Todos deben ser ciudadanos de primera clase, no vamos a dejar que el más fuerte nos diga qué hacer pisoteando los derechos de los más humildes: todos estamos en la cabeza, nadie está abajo-nadie está arriba«, acotó Tsajuput.
«No nos oponemos al desarrollo pero el país debe ser inclusivo. Claro que queremos desarrollo, pero los pueblos quieren consideración antes, respeto, alternativas que nos integren», dijo por su parte Shuar Velásquez al término del diálogo.