La siguiente es una traducción -editada y aumentada- de mi nota publicada hoy lunes en www.operamundi.net

Narcoterrorismo muestra poder de fuego en ataque a policía del Perú

Los analistas coinciden en la tesis de que la capacidad de fuego de los miembros remanentes del grupo armado Sendero Luminoso (SL), el narcotráfico y la ausencia del Estado explican el atentado contra la base de la División de Operaciones Especiales (Dinoes) al norte de Huanta la madrugada del domingo 2.

Desde 2006, el grupo terrorista, que actúa en articulación con el narcotráfico ha atacado al Ejército y a la PNP en emboscadas en las carreteras y caminos del Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE), pero no lo había hecho directamente contra instalaciones de las fuerzas del orden. No hay números exactos pero se estima que SL tiene de 200 a 450 hombres (y mujeres).

Según fuentes policiales y parlamentarias, el ataque contra la Dinoes comenzó a las 11:30 del sábado (1) y duró casi una hora, en la plaza de San José de Secce, Santillana, a cinco horas de la ciudad de Ayacucho. Tres policías y dos mujeres civiles murieron por el tiroteo y las explosiones.

La zona del ataque está localizada en el VRAE, foco de las acciones del grupo de SL que nunca salió de su reducto de Vizcatán (Huanta) después de la captura en setiembre de 1992 del líder fundador del grupo, Abimael Guzmán. Autoridades y analistas han demostrado que el grupo está articulado e involucrado en el cultivo de coca y el transporte de droga hacia la costa peruana.

Para evitar las acciones de SL, el gobierno de Alan García comenzó en octubre pasado el Plan Excelencia, con el fin de sacar al grupo armado de Vizcatán. Por ello, envió más militares a la zona e instaló nuevas bases para la logística de las operaciones de patrullaje.

“Intentaron neutralizar los remanentes de SL con bases militares, pero el Estado está distante de la población, no interviene en lo social y califica a los habitantes del VRAE de ‘narcoterroristas’: así hay desconfianza», comentó a Opera Mundi el analista político Víctor Belleza, presidente colegiado del Grupo de Iniciativa Regional de Ayacucho, red de diversas ONG y organismos bilaterales que trabajan en dicho departamento.

El ingeniero agrónomo y analista afirmó además que el distanciamiento del Estado es una cuestión crítica, porque la información de inteligencia depende de la relación de confianza con los comités de autodefensa y los pobladores.

“El poder disuasivo de Sendero Luminoso es importante porque llegan a las comunidades con instalazas, lanzagranadas RPG y AKM, y los comités de autodefensa sólo tienen escopetas Máuser”, explica Belleza. “Si la población quisiera enfrentar a Sendero no podría», agregó.

El analista dijo además que, desde junio, cuando el Ejército cerró la base de Cayramayo, SL tuvo un mes libre para actuar en la zona de Huanta: «Antes los habían intentado cercar, pero quizá fue una equivocación abandonar esa base».

Al parecer, en meses anteriores 12 soldados de Cayramayo dejaron su base llevándose armas -se quejaron de malos tratos de sus superiores- y días después volvieron. Posteriormente, el instituto armado la cerró.

El abogado Ricardo Soberón, del centro de investigación Drogas y Derechos Humanos, advirtió en abril que si el gobierno no cambiaba la orientación de las acciones en el VRAE, cada tres meses ocurrirían nuevas emboscadas.

“Sin duda es una fuerza que tiene dominio de terreno e iniciativa de sorpresa. El ataque a la Dinoes revela un cambio cualitativo en la capacidad de combate del grupo: antes ya habían averiado helicópteros y tomado armamento de militares y policías”, sostuvo Soberón.

Según el experto en narcotráfico, la rutina, la desidia, la falta de iniciativa y la no coordinación de las operaciones entre el Ejército y la policía, explican la acción. “La zona atacada tiene redes de contrabando de insumos químicos para la producción de cocaína. No se puede contar sólo con el Ejército, se necesita a la policía también. Dos actividades distintas no pueden ser combatidas con una sola fuerza», añadió.

Actualización de Notasdesdelenovo:
Consultado Soberón acerca del poder real del grupo en la zona -¿o el poder se debe sólo a las armas?- explicó que la historia habla por los pobladores. «La memoria les permite saber de qué se trata cuando se dice ‘vienen los ‘tíos’. Hay un pacto social colectivo», refirió.

También destacó que durante el mensaje de 28 de julio, el presidente García no hizo ninguna mención al VRAE.

Cabe recordar que el enfoque del problema como puramente militar y policial no será suficiente. Los aspectos políticos y sociales aún no son abordados por el Gobierno fuera de una lista de lavandería de inversión en infraestructura por parte de diversos ministerios.

Consultado por Notadesdelenovo, el investigador Ricardo Caro enfatizó en que en décadas pasadas, San José de Secce era una zona controlada por grupos liderados por las senderistas Carlota Tello y Edith Lagos.

Diálogo sobre la estrategia en el VRAE, junio/Ayacucho, organizado por Praxis

No estamos como en 1983, ni el Sendero de antes es el de ahora, pero la historia a veces ayuda a mirar mejor lo que tenemos al frente. Aquí, un interesante documento desclasificado de la embajada de EEUU -de febrero 1983- menciona la ausencia del Estado, la labor de la policía y del Ejército, y el desempeño de los medios -entre otros factores- en la lucha contra SL luego de los asesinatos en Uchuraccay.