Premiados por la CNDH en víspera del día de los ddhh.

El fiscal supremo adjunto Avelino Guillén, defensor del Estado en los juicios contra el ex presidente Fujimori, dijo recibir el premio nacional de derechos humanos 2009 a nombre de su institución y de «un equipo de fiscales que quiere demostrar que puede trabajar con limpieza y honestidad».

Guillén fue uno de los cuatro galardonados: la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos /CNDH) distinguió además al legendario reportero gráfico de Caretas Oscar Medrano, al caricaturista Carlos Tovar -más conocido como Carlín- y al antropólogo Carlos Ivan Degregori, por su trayectoria y contribución al movimiento de ddhh en el país.

El auditorio del Colegio Médico del Perú -con capacidad para mil personas- no alcanzó para todas las personas que asistieron. Entre el público fueron notorios monseñor Luis Bambarén; el ex presidente de la CVR, Salomón Lerner; y Pilar Coll, quien fuera la primera secretaria ejecutiva de la CNDH.

Cuanto tocó el turno de Carlín, agradeció -entre otros- a sus «colaboradores»: que son más de cien, entre políticos y congresistas, quienes le permiten dibujar lo que dibuja…

Hoy 10 de diciembre se celebra el día de los derechos humanos, por lo tanto va a continuación un fragmento del video con declaraciones del fiscal Guillén y de la cantante huantina Magaly Solier, quien habló en quechua y castellano sobre la esperanza para obtener justicia en el Perú.

Premio Nacional de derechos humanos 2009 from Jacqueline Fowks on Vimeo.

Fragmento de mapa de M.F. Paz Soldán de colección de David Rumsey.

Fragmento de mapa de M.F. Paz Soldán (s. XIX) de colección de David Rumsey.

Onur Bakiner es un estudiante de doctorado en Ciencia Política -especialista en el Perú y Chile- que tuvo una rápida reacción analítica luego de los hechos del 5 de junio en Bagua. Traduje su texto originalmente escrito en inglés el 17 de junio. Es muy valiosa su mirada sobre quiénes tienen derecho a tener derechos en el Perú. No se pierdan los últimos seis párrafos.

La política como manejo de crisis: violencia en la Amazonía peruana
Original en /
Questionpolitics, 17 de junio 2009 en Qpolitics

‘Vulnerabilidad’ alude a la falta de defensas contra ataques o amenazas. En un sentido político, la vulnerabilidad se contrapone a los mecanismos de protección –física, social y económica- proporcionados por el Estado. La exclusión de la violencia como medio para la resolución de conflictos, el sistema de derechos humanos fundamentales acompañado de libertades civiles y políticas, y la creación de un sistema de protección social sirven para proteger a los ciudadanos y comunidades de conflictos letales, intrusiones arbitrarias de funcionarios en la vida individual y social, shocks impredecibles en los mercados y similares.

La vulnerabilidad no es una susceptibilidad previa o no-política a la violencia o la pérdida material; sino que los criterios de inclusión/exclusión, diferenciación social y estratificación, orden y conflicto, están determinados a través de mecanismos políticos que generan, legitiman y reproducen las relaciones de poder en toda sociedad. La exclusión del status político-legal, es decir, ciudadanía por ejemplo, ha llevado a la vulnerabilidad más preocupante de los tiempos modernos –lo que Hannah Arendt llama “el derecho de tener derechos”. La lectura de Arendt sobre la época de entreguerras como precursora del Holocausto demuestra que revocar el derecho a participar en una comunidad política (derechos ciudadanos) anula hasta la más elemental defensa de los derechos humanos universales e inalienables (derechos del hombre).

Mientras que la inclusion politico-legal en una comunidad política es indispensable para superar las vulnerabilidades, la pura ciudadanía no es de ninguna manera suficiente cuando los individuos y comunidades carecen de acceso significativo a sus derechos –legalmente reconocidos- y a la participación política en los mecanismos de resolución de conflicto. La población Amazónica del Perú enfrenta hoy precisamente tal pluralidad de vulnerabilidades en las cuales los hechos históricos como pérdidas socioeconómicas, falta de acceso efectivo a los procesos politicos nacionales y exclusión racista, combinados con un nuevo tipo de indefensión originada en el mercado debido a la extracción de recursos naturales por compañías estatales o multinacionales –una tendencia creciente no sólo en el Perú sino en toda la Amazonía Occidental. (enlace a un estudio topográfico de los proyectos de petróleo y gas en esta amplia zona)

Pero esta novel constelación de conflictos data de 2004, cuando el entonces presidente Alejandro Toledo decidió abrir la propiedad de nativos de la Amazonía peruana a la exploración y explotación de petróleo/gas y a actividades madereras. El gobierno siguiente de Alan García adoptó una postura más agresiva para implementar políticas neoliberales, las cuales encontraron resistencia de las poblaciones nativas de la selva. El proceso de 57 días de bloqueos de carreteras y paros, acompañado por la renuencia del gobierno de iniciar un diálogo formal, condujo a violentos enfrentamientos del 5 y 6 de junio en Bagua, con ciclos de ataques y contrataques entre la Policía Nacional y nativos armados, que dejaron un balance general de al menos 22 policías y muchos nativos muertos, cientos más heridos y denuncias de desapariciones forzadas a manos de las fuerzas de seguridad.

Los hechos reales de violencia aún están en fuerte debate, pues la version oficial no calza con evidencias testimoniales y documentación fotográfica recogida tanto por grupos nativos como por ONG nacionales e internacionales y la prensa. (Para una excelente compilación de versiones alternativas de los incidentes, un blog en castellano) En respuesta, el gobierno derogó las leyes para calmar la tensión.
Como anota el comentarista Mirko Lauer, el último incidente de violencia da cuenta del fracaso de una estrategia de manejo de conflictos que el estado peruano ha suscrito por largo tiempo: ignorar las demandas populares a menos que los medios nacionales e internacionales presten atención, y si lo hacen (lo cual casi siempre requiere espectáculos sensacionalistas de violencia e interrupción de la actividad económica) ‘satisfacer’ las demandas en extensos procesos de negociación y concesión.
En realidad, no hay explicación que justifique por qué el Estado optó por no iniciar el diálogo con la población amazónica durante dos meses –dicho sea de paso, consultar a las poblaciones indígenas sobre el uso de sus tierras no es un mero requisito práctico, sino un derecho salvaguardo por acuerdos internacionales ratificados por el Estado Peruano. Al parecer, el gobierno esperaba terminar la protesta social con la acción de la policía, pero los nativos probaron estar mejor organizados y armados que lo que se suponía –lo cual explica el alto número de bajas en la policía. Pese a que la violencia merece una condena absoluta moral y legal, desde una perspectiva política, sin embargo, la pregunta persiste: ¿por qué el Estado no fue capaz de resolver el conflicto durante dos meses (si no muchos años) antes del violento giro de los acontecimientos?

El discurso antes, durante y después de la violencia de Bagua aporta más luz a la naturaleza de la exclusión sufrida por las comunidades nativas. El discurso clásico racista pinta a estas personas como ‘salvajes’ que no valoran el desarrollo económico, predispuestos a la violencia y con un discurso no patriota de propiedad a expensas del resto del Perú.

Mientras la pata de la ‘exclusión histórica’ de la vulnerabilidad se constituye mediante el racismo, los nativos enfrentan una segunda forma de exclusión, una cuyos orígenes se encuentran en las doctrinas de seguridad nacional de la Guerra Fría y cuya forma contemporánea fue determinada por las tendencias post 11/9: los manifestantes constituyen una amenaza a la seguridad nacional. La criminalización de la protesta social va de la mano con la deslegitimación de los nativos como agentes de intereses extranjeros subversivos –no sorprende, Venezuela y Bolivia son los objetos privilegiados de demonización. Los nativos son salvajes enemigos de la tecnología, sin embargo, usan las más avanzadas tecnologías de la comunicación para humillar al Perú ante la comunidad internacional; son culturas prehispánicas remotas, auto-aisladas, sin embargo, colaboran con Chávez y Morales en una conspiración internacional; tienen un modo primitivo de entender el desarrollo económico, pero poseen la capacidad de obstruir la actividad económica en la nación latinoamericana con más rápido crecimiento en los últimos 15 años. La simultánea adopción de miedos muy antiguos y el discurso moderno de seguridad nacional busca lograr una exclusión discursiva hegemonizando todo el universo ideológico de significados disponibles al público nacional.

La exclusion require de mucho más que herramientas de discurso, por supuesto. Las leyes, pese a su capacidad de resolver conflictos en otros espacios, han servido como un arma de vulnerabilidad contra vastos sectores de la población peruana. La criminalización de la protesta social se logró a través de normas que sancionaban el terrorismo y la sedición. La política económica de la exclusión es asimismo la consecuencia de cambios legales: la Constitución de 1993, preparada y ratificada durante el primer año de la dictadura de Fujimori, eliminó la inalienabilidad del suelo peruano. Los Tratados de Libre Comercio entre el Perú y otros estados (principalmente con EEUU) generaron presiones para la aprobación de normas y regulaciones que facilitaran la comercialización de la tierra, aunque el Estado peruano no ha podido liberalizar su régimen de tierras, especialmente por la resistencia de las comuidades amazónicas y sus aliados nacionales e internacionales. La administración García no logró aprobar dos leyes de liberalización en 2008, lo cual condujo a los actuales (y nuevamente fallidos) intentos de aprobar una legislación similar. (Para un análisis legal de la crisis en curso sobre las tierras de la Amazonía, ver el estudio de IDL en castellano)

El subsecuente punto muerto de la política puede entenderse como dos paradojas simultáneas:
(1) Los intereses particulares de una elite local, criolla, económico/política, combinados con los intereses de las multinacionales, son presentados como los intereses universales de toda la sociedad peruana. La seguridad nacional y el desarrollismo económico, dos pilares de la normativa legal nacional y del discurso de los medios, disimulan el crudo móvil de lucro desprovisto de responsabilidad social, el borrado de fronteras regionales o nacionales, y las limitaciones redistributivas del crecimiento económico neoliberal.

(2) La ausencia de legalidad, o de un control policial transparente, en vastas áreas de la selva peruana, genera un nuevo régimen de soberanía en la cual la política es entendida como una serie de técnicas de manejo de crisis en vez de un orden legal territorial orientado hacia la justicia, libertad y seguridad (protección). El Estado encuentra legitimación pero sin invocar su fuente tradicional de legitimidad. Asegurar la actividad económica a un costo socialmente aceptable es el examen para asegurar el consentimiento popular. Mientras el continuo crecimiento económico parezca respaldar este modelo de política-al-estilo-de-manejo-de-crisis, el “costo social” en Bagua –en la forma de innumerables muertos, desaparecidos y heridos– definitivamente desafiará al gobierno actual, y acaso también al modelo de legitimación como tal.

El modelo neoliberal de la política-como-manejo-de-crisis en efecto no excluye la violencia como una anormalidad, aberración o externalidad en una sociedad política; la violencia es internalizada como un costo social. Mientras que la exclusión discriminatoria sociohistórica niegue todo acceso significativo al reclamo político, la protesta social en la periferia de la nación no tiene, efectivamente, otra vía que las demostraciones sensacionalistas y escandalosas de violencia, hasta que los disturbios pongan en riesgo la actividad económica y la imagen del gobierno al punto que los imperativos del manejo de crisis requieran una instancia temporal y limitada de diálogo entre quienes protestan y el gobierno. Entonces, ¡no habrá violencia hasta la siguiente ola de violencia!

Para concluir, creo que la defensa de los derechos de las personas deben descartar la violencia como vía política y debe enfocarse en crear redes entre actors locales, nacionales y transnacionales para asegurar el acceso a soluciones/reparaciones judiciales nacionales e internacionales. Temo que la representación de los nativos como luchadores por la libertad con un espíritu de ‘fiera independencia’, por benevolente que sea, reproduce estereotipos raciales, impide apreciar la complejidad de la protesta social, facilita la criminalización de demandas legítimas y provoca la muerte de inocentes –tanto civiles como de las fuerzas de seguridad.

En cuanto a las tierras indígenas, hay un marco normativo emergente: varias normas y regulaciones nacionales, como el Reglamento de Participación Ciudadana para la realización de Actividades de Hidrocarburos (2008), el Convenio de la OIT (No. 169) sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes (1989), el Artículo 10 de la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas (2007), y las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, determinan sin duda que hay un proceso de creación de normas que establecerá el ‘consentimiento informado’ de los pueblos indígenas como precondición de la actividad económica en (tierra) territorio indígena. La protección medioambiental, otro campo legal emergente, ya ha generado un gran caso judicial, pues los representantes del pueblo Ashuar han acusado ante una corte estadounidense a la empresa Occidental Petroleum –con base en California- por violar estándares industriales y por contaminación de aguas. Las noticias más recientes disponibles en línea muestran que el litigio está en proceso de apelación luego de una inicial desestimación.
En países como el Perú, donde un cierto porcentaje de la población carece de documento de identidad, los activistas y políticos deben concentrarse en la inclusión, es decir, promover el ‘derecho a tener derechos’ y en acceso significativo a mecanismos legales para detener la violencia, lograr justicia y resolver conflictos.

Algunos recuerdos míos de Sarajevo.

Algunos recuerdos de Sarajevo.

Bill Carter dirigió el documental ‘Miss Sarajevo’ que se popularizó debido a la canción del mismo nombre de U2. En abril, el estadounidense fue nombrado ciudadano honorario de Sarajevo debido a la ayuda humanitaria que brindó en 1993 al conectar vía satélite a la ciudad -aislada sin teléfono ni electricidad- para que denunciara la masacre que sufrían por parte de los serbios. Carter contactó con Bono y pudo transmitir a Sarajevo un concierto de U2 y, a la vez, permitir que se conociera el sufrimiento los bosnios.

En uno de los momentos más impactantes del video de la canción ‘Miss Sarajevo’, las jóvenes concursantes muestran una gran pancarta que dice ‘Don’t let them kill us’ (No dejen que nos maten). Entre 1992 y 1993 el pueblo bosnio sufrió 140 mil muertos (más del doble que en el conflicto armado interno peruano) y 38 mil mujeres violadas. De los asesinatos, más de 9 mil ocurieron en la capital bosnia, según cifras oficiales que cita Juan Goytisolo en su libro ‘Cuaderno de Sarajevo. Anotaciones de un viaje a la barbarie’.
Contacté con Bill Carter debido a la noticia del homenaje que recibió en abril.
A continuación, el intercambio de preguntas y respuestas.

JF: ¿Cuál fue su impresión sobre Sarajevo la última vez que la visitó, comparada con la que conoció en la década de los 90?
BC: Hoy Sarajevo es una ciudad detenida en un túnel del tiempo político. Hay muchas personas que quieren que la ciudad, el cantón y el país avancen, progresen, pero debido a cómo se planteó el acuerdo de Paz de Dayton es casi imposible avanzar sin trampas (dificultades) en el camino. Pese a ello, la ciudad está tratando. Hay nuevos movimientos políticos que parecen dirigirse a una nueva perspectiva. Por supuesto, los empleos y la economía van lento y siempre son una gran preocupación La mayoría de sarajevitas urbanos tienen el deseo de salir adelante, pero -como mencioné- es una tarea larga. Dicho esto, tengo esperanza. Obviamente hay personas resilientes, llenas de humor y determinación.
¿Encontró amigos o a las personas que conoció antes? ¿Comentan sobre la salud mental de la población o sobre estrés postraumático?
Vi a casi todos mis amigos en este último viaje. Hubo cenas, bebida y muchas reuniones sociales para ponernos al día. He regresado varias veces desde la guerra y ver a mis amigos del tiempo de la guerra es siempre mi prioridad cuando voy. Nadie habla en realidad sobre salud mental o sobre estrés postraumático, pero no significa que no haya prevalencia. La hay. Creo que el estrés postraumático y el nivel de depresión es el elefante en la habitación del cual nadie habla. Las personas tienen tantas ganas de conversar del corto plazo que pocos se refieren a la salud de largo plazo de la ciudad. Hay daño aquí. Y para alguien como yo, lo veo, lo siento, lo sé. Verás: hay un protovolo tácito en Sarajevo. Cuando uno se sienta con sarajevitas que estuvieron en la guerra, ellos saben si uno estuvo o no. Ellos simplemente lo saben. Y si no estuviste, no hablan realmente sobre la guerra, o si lo hacen es de una manera reservada. Pero cuando voy, me siento a cenar en una mesa con ocho amigos y la conversación se extiende hasta las 2 am. sobre la guerra, la política, el futuro. Allí es cuando ves el espíritu esperanzador del salir adelante y, a la vez, el daño mental que se ha infligido a esta ciudad.
¿Lo sorprendió que lo contactaran después de tantos años para este homenaje? ¿Cómo se sintió durante la ceremonia? ¿Cuán especial es este reconocimiento?
Fue una ceremonia muy especial. Nada de lo que hice en Bosnia fue hecho para lograr este reconocimiento de ciudadano honorario. Lo hice porque por muchos motivos sentí que no tenía alternativa. Que me contactaran y me dijeran de este premio prestigioso fue una sorpresa y un honor. Nunca lo pensé en estos años. Estaba ocupado con mi vida y siempre contento de ver a mis amigos cuando iba a Sarajevo. Que me situaran en una dimensión nacional fue impresionante. Acerca de cuán especial es este premio, dije durante mi intervención que probablemente marque un hito, aparte de haber sido padre, es la cosa más importante que haya hecho en mi vida. Entonces, ser reconocido por esto, por personas que fácilmente no dan crédito a los foráneos durante esta guerra, me toca en lo más profundo emocionalmente.
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Sarajevo en el 2004 era una bellísima ciudad que aún tenía agujeros en el 70% de las paredes y con letreros de reconstrucción cada cierto trecho. Las miradas de sospecha a los extranjeros que no habíamos estado en la guerra eran fuertes, había mucha molestia con los foráneos que se beneficiaban con los contratos de reconstrucción, casi como en cualquier guerra. Me he preguntado esta semana por qué mi necesidad de escribir sobre esta ciudad en la que estuve sólo tres días y entendí recién que ese pueblo sufrió y murió como el nuestro. Allí las personas aún tenían una carga de lo ocurrido en los años de la violencia -como indica Carter aún ahora-. Aquí todavía pasa lo mismo, en algunos lugares del Perú más que en otros.

La nota de prensa oficial del homenaje
(Alude a cómo Carter llegó a Bosnia cuando la ONU, el CICR u otras organizaciones decidieron no ir a dicha zona y llevó ayuda humanitaria. Destaca que ha dado unas 50 conferencias en universidades como Harvard y NYU contando lo vivido en los años en que Sarajevo estuvo sitiada)
Reseña de la trayectoria del escritor y documentalista Bil Carter

Para quien prefiere la versión original en inglés:
Which were your impressions about the Sarajevo you visited last April compared to the one you knew in the nineties?
Today Sarajevo is a city caught in a political time warp. There are many people who want the city, kanton and country
to move forward, but because of how the Dayton Peace agreement was set up it is almost impossible to fully move forward without numerous pitfalls along the way. However, I think the city is trying. There are new political movements that seem to be speaking to a new mindset. Of course jobs and the economy are slow and always a large concern. Most urban sarajevians have a desire to move on, but as I said that is a large undertaking. That said, I have hope. Obviously they are a resilient people, full of humor and determination.

Did you encounter your friends or the people you met in the past? If so, what do they say about the population and the post traumatic stress or about mental health?
I saw almost all my friends this last trip. There were dinners, drinks and many social occasions to catch up. I have returned several times since the war and seeing my wartime friends is always my priority when I arrive. As for PST and mental health, no one really speaks about it, but that does not mean it is not prevalent. It is. I find the PST and level of depression is the elephant in the room no one talks about. People are so eager to speak of the short term that very few people are speaking of the long term health of the city. There is damage here. And for someone like me I see it, feel it, know it. You see, there is an unspoken protocol in Sarajevo. When sitting with locals who were in the war, they know whether you were there or not. They just know. And if you were not they really don’t speak of the war, or if they do they speak about it in a reserved fashion. But when I go I sit at a dinner table with 8 friends and the conversation goes until 2 a.m. about the war, politics, the future, etc. And this is where you see both the hopeful spirit of moving forward, and at the same time the mental damage that has been inflicted upon this city.

I have read a news release about the distinction you recently received. Were you surprised when they contacted you after so many years? How did you feel during the ceremony? How special is this award for you?
The ceremony was very special for me. Nothing I did in Bosnia was done to get this award of honorary citizen. I did it because in man y ways I felt I had no choice. That they contacted me and told me of this prestigious award, well I was shocked and honored. I never thought about it over the years. I was busy with life and always happy just to see my friends when I went to sarajevo. To be placed on a more national stage was a shock. As for how special is this award. I stated in the speech it probably marks a span of time that, other than having a child, is the most important thing I ever did in this life. So to be recognized for this, by a people that don’t easily give credit to outsiders during this war, it hits me at the deepest emotional core.

Uno de los afiches del Programa de Acceso a la Justicia en Comunidades Rurales (Projur)

Afiche del Programa de Acceso a la Justicia en Comunidades Rurales (Projur)

Actividades en Lima y en Ayacucho marcan el 60° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos entrega su premio anual a los Hermanos Maryknoll y a la periodista Anuska Buenaluque, en tanto que en Huamanga, Huanta y Putis, recordarán a los desaparecidos y asesinados en dicha comunidad huantina.

Ayer en una melodramática entrevista de Cecilia Valenzuela, la hija del General Eduardo Bellido Mora indicaba que su familia no tenía dinero para afrontar el proceso judicial de su padre y de forma irónica reclamaba por qué Aprodeh o IDL no lo había representado.

La semana pasada, el nuevo comandante general del Ejército, el Gral. Otto Guibovich, se solidarizaba con quienes injustamente enfrentan procesos judiciales por «supuestas violaciones» a los derechos humanos y destacó que «nadie» ha estudiado hasta el momento las secuelas psicológicas que ha dejado la guerra en los miembros de su institución.  Hoy, durante la ceremonia por el Día del Ejército declaró que durante la lucha contra la subversión «no hubo violación sistemática de los derechos humanos», que hay una gran cantidad de personas con discapacidad y que las consecuencias de lo ocurrido -en el Ejército- no se han analizado en detalle.
Pero los derechos humanos no son monopolio de una entidad ni de un grupo en particular: por ello aún sorprende que sectores del país se ataquen mutuamente y reclamen que se defienden los derechos humanos de unos pero no de los otros, y viceversa: ¿Hasta cuándo lo mismo?
Para revisar esas dos partes de la cuestión: las FFAA han destinado abogados para ver las causas de los miembros de la institución (salvo excepciones), así como las ONG de derechos humanos han defendido (salvo excepciones) a familiares de acusados por terrorismo y de inocentes que no tenían recursos para encarar un proceso judicial.
Si revisamos el escenario de disputas y debates sobre los derechos humanos en el Perú, sólo confirmaremos que la polarización en el discurso persiste y que queda un largo camino no sólo para que se respeten los ddhh, sino para que cesen las visiones tan radicales desde los dos polos sobre un mismo asunto.
La Asociación Paz y Esperanza de Ayacucho y SER-Ayacucho han organizado para mañana ‘Solidaridad y Justicia para Putis’, un acto en el Centro Cultural de la Universida de Huamanga, en tanto que el sábado en la comunidad de Putis se realizará una ceremonia de conmemoración y la colocación de la primera piedra de un camposanto.
La Declaración Universal se refiere a derechos iguales para todos desde que nacemos: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros».
Hay tantos derechos humanos que no se cumplen en el Perú que da pena revisar la Declaración: no sólo los referidos al conflicto armado interno (en el pasado y en el presente: recordemos en VRAE y el Huallaga), sino los referidos a la vida en general de cualquier niño o ciudadano.
Ver los documentos que emitieron el secretario general del Ministerio de Defensa y el general Guibovich con respecto a Putis (en resumen indican que «no hay archivos», pero ofenden a los peruanos al no indagar en la memoria de los oficiales que prestaron servicio en Huanta en la época)http://www.mindef.gob.pe/informacion/documentos/doc_2.pdf
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (30 artículos)
Otro afiche elaborado por Projur.