relaciones internacionales


Un diario local subió hoy vía Twitter la foto de un invitado durante la ceremonia de entrega de credenciales al presidente electo: Luis Favre, uno de los dos militantes del Partido de los Trabajadores (PT) que asesoró la campaña de Ollanta Humala. Aquí, un documento del PT del 2010 con sus propuestas acerca de la política internacional del partido en la región indica que «la izquierda latinoamericana busca no perder ningún gobierno (que se vaya) a la derecha».

El documento de 119 páginas precisa que no necesariamente es la posición institucional del PT, pero todos los textos son firmados por el secretario de relaciones internacionales del partido oficial brasileño, Valter Pomar.

En otra parte del documento, Pomar indica que desde 2003 (cuando asume Lula como presidente) el PT pasó a tener influencia en la política externa del gobierno brasileño. Lean este ‘Cuaderno número 7’ o los fragmentos seleccionados y subrayados, a la luz de la foto mencionada de Favre, el Cristo de Odebrecht, y el comentario reciente del embajador de Brasil sobre la alcaldesa Susana Villarán. En las redes sociales están refiriéndose ahora a Chorrillos de Janeiro por la presencia de la copia de la imagen del Corcovado.

Aquí el documento completo:


Si quieren verlo en su enlace original, aquí:

Es muy fácil derramarse en emociones al ver las noticias recientes de Egipto. El acontecimiento ha motivado a miles a seguir a más personas en Twitter -así como ocurrió por Bagua en junio de 2009; después, con el terremoto de Chile; luego con el terremoto de Haití-. A diferencia de Chile, Haití y Bagua, los ciudadanos egipcios organizaron y gestaron los hechos  interconectadas en las redes sociales. El siguiente programa de Al Jazeera explica y recuerda el germen de la caída de Mubarak: ‘Semillas de cambio’, transmitido ayer sábado.

 

Impresión de pantalla del diario hondureño La Prensa.

Impresión de pantalla del diario hondureño La Prensa.


Nueva crónica de Alejandro Fernández Ludeña -esta vez desde Tegucigalpa- gracias a Pablo Espinoza.
Como a las 10 de la mañana saltó la noticia. Quizás algunos la veían venir pero a otros nos pilló completamente desprevenidos. Como se dice en Honduras, no es lo mismo verla venir que tenerla delante. Después de una semana donde el aparato golpista, a través de los candidatos a las elecciones, había reforzado sus posiciones de intransigencia ante al mediador Arias, estábamos pendientes de la reunión que éste sostendría en la tarde con Hillary Clinton. Pocos esperaban que hoy lunes los acontecimientos dieran un giro inesperado, con el regreso de Mel Zelaya al país. El olanchano lo hizo a su estilo, sorpresivamente, dando un golpe de efecto que tanto entusiasma a sus seguidores.

Estaba con el comunicador audiovisual Gerardo Martínez en una cafetería de la colonia Palmira, cuando una amiga nos llamó para decirnos que corría el rumor de que el presidente depuesto había entrado en la noche al país, había llegado por la mañana a Tegucigalpa y se encontraba protegido en la Casa de las Naciones Unidas. En un primer momento nos mostramos escépticos. Los rumores políticos son parte de la cotidianidad desde hace más de 80 días. No obstante, rápidamente nos desplazamos a esa sede, donde nos encontramos ya con un nutrido grupo de personas que hacían sospechar que la noticia fuera cierta. Eran la avanzadilla de una sorprendente multitud que minuto a minuto fue arribando a las puertas de Naciones Unidas cargada de banderas y pancartas. Media hora después, el departamento de Estado de los EEUU confirma la noticia. Tras 85 días, Mel Zelaya ha regresado a Honduras, de donde fue sacado por la fuerza en su propio avión presidencial.

La alegría se torna incontenible. Un hombre sin afeitar, con la apariencia de ser un poblador de los suburbios o un labriego venido del interior, nos mira con cara de incredulidad: “Les ganamos, no lo puedo creer… les ganamos”. Se agarra la cabeza como para terminar de demostrarse a sí mismo lo sorprendente que le resulta haber derrotado a los que siempre se han mostrado invencibles. Aun cuando esta victoria se tornara pírrica, esta sensación de triunfo que llega al corazón de tanta gente es algo que no se puede menospreciar. Hay personas sencillas que tienen casi tres meses resistiendo en las calles y mostrando públicamente su oposición al golpe de estado. Probablemente es su primera victoria en la plaza pública, y eso supone un baño de autoestima difícil de imaginar. Más tarde nos daríamos cuenta que era pronto para celebrar; que la batalla aún se estaba librando y que las espadas siguen en todo lo alto.

Como sucede con frecuencia en acontecimientos sobrecargados de emotividad, el mínimo rumor se convertía en noticia y corría de boca en boca al instante. En medio de aquella manifestación de alegría se decía que Micheletti había sido sacado del país a las dos de la madrugada; que Romeo Vásquez, el jefe de la Fuerzas Armadas también había “caído”; que a las dos de la tarde Mel hablaría desde casa presidencial. Estas noticias caían entre la multitud como chispas que prendían la algarabía y la tornaban por momentos incontenible. Poco a poco el espacio se nos achicaba y casi no podíamos sostener la cámara con que tratábamos de inmortalizar el momento.

Hemos visto a campesinos abrazarse entre lágrimas; a mujeres humildes desgañitarse gritando contra los militares; a ancianos sin poder contener la alegría reprimida durante semanas. Pronto aparecieron carros cargados de parlantes desde donde se emitían canciones de celebración que los presentes coreaban y hasta bailaban. Sonó de todo: desde el ‘Nos tienen miedo’ que es ya un himno hondureño, hasta una versión remozada para Zelaya del Jefe de Jefes de Los Tigres del Norte. También aparecieron más banderas. Entre ellas las del partido liberal, quien amenaza con capitalizar todo este movimiento para remozar el bipartidismo. Mucha gente en el movimiento popular considera que esta alianza táctica con un sector de lo más rancio de nuestra política vernácula no es más que una utilización que resulta conveniente y de la que luego se podrán desprender. ¿Por qué no lo contrario? En realidad, sería lo más normal. Que sea la clase política, más versada y más poderosa, quien utilice a los ciudadanos bienintencionados y no a la inversa.

Es inevitable sentir temores ante el rumbo que tomen los acontecimientos y sus consecuencias para los más pobres, pero es imposible no sentirse arrastrado por la emoción del momento y contagiarse de la risa y el entusiasmo de los presentes. Mucha gente se acerca a uno para abrazarlo, para darle la mano o para decirle con cierta candidez: “Sí se pudo”.

Al mediodía se anuncia que Zelaya no está en ese edificio y se confirma que está en la Embajada de Brasil, a 200 metros de donde estamos. La multitud comienza a moverse. Imposible saber cuánta gente hay, pero no menos de cincuenta mil. Si sigue creciendo, piensa uno, y empiezan a llegar personas del interior del país, se pueden llegar a congregar cientos de miles de personas, lo que constituiría una amenaza enorme para el régimen golpista que, a estas horas, ya sabemos que continúa en su sitio.

Quizás por eso, en la primera cadena nacional de la tarde, se nos anuncia un toque de queda de una duración sorprendente. Constituye en realidad un encierro para todo un país. A pesar de que ya son las 3:30 cuando se hace oficial el comunicado, el toque abarcaría de 4 de la tarde a 7 de la mañana en todo el territorio nacional. Todos y todas para casa. ¿Se moverán los miles de simpatizantes de Zelaya que a estas horas continúan frente a la embajada de Brasil? ¿Marcharán todos sobre Casa Presidencial y sacarán de allí a Micheletti? Nadie sabe qué puede pasar en las próximas horas. El primer encuentro de Mel con la población, transmitido por el canal 36 de televisión resulta un baño de multitudes. Da la impresión de que si este hombre ordena a la muchedumbre que arrase la capital, lo hará entre voces de júbilo.

Viendo a Rassel Tomé, el ex candidato de Micheletti y hombre de Rosenthal Oliva, dirigiendo a los manifestantes, uno piensa que todo está ya cocinado. Pero quizás no. La incertidumbre cae sobre nosotros antes de que el día empiece a oscurecer. A las cinco de la tarde, Micheletti nos regala una segunda cadena nacional. Rodeado de todo su equipo, de los diferentes poderes del Estado, y de esa parte de la sociedad civil que lo ha acuerpado desde el primer día, anuncia que nada cambiará este nuevo movimiento de Zelaya. ¿Será verdad que no hay negociaciones por debajo de la mesa? Pide a la embajada de Brasil que entregue a Mel a las autoridades hondureñas para que sea juzgado como corresponde. Con todo, el nerviosismo entre los que ostentan el poder es notorio, a pesar del maquillaje. Según el corresponsal de Reuters, el gobierno de Micheletti considera inaceptable que Zelaya llame a la movilización desde la embajada de Brasil y culpa a este país de los disturbios que se pudiera producir. Un empresario, aquel Facusse que se quedó sin visa, se atreve a sugerir que puesto que Brasil no reconoce este gobierno, no estamos obligados a respetar la inmunidad diplomática de su embajada.

Ha caído la noche y es difícil acceder a más noticias. La ciudad esta previsiblemente militarizada y nadie puede salir a comprobarlo sin exponer su integridad. Aunque sabemos que muchas personas guardan vigilia frente a la embajada brasileña. El canal de televisión contrario al golpe ha salido del aire. Las comunicaciones vía teléfono celular han sido cortadas. No sabemos qué movimientos se están preparando de uno y otro lado, pero es evidente que este regreso al silencio forzado, el miedo y la esperanza vuelven a aparecer con fuerza. Como me comentaba el periodista Manuel Torres, a quien encontré esta mañana entre la multitud, las próximas 72 horas son decisivas para la solución de la crisis y quién sabe si para el futuro de Honduras.

Una de las cosas que más nos preocupan en estos últimos días es la profundización de la falsa polarización. Lo más terrible es que a medida que las posturas se van extremando, las voces más equidistantes de Micheletti y de Zelaya son silenciadas. Muchas personas son acusadas de golpistas por el simple hecho de reconocer en Mel un político caótico, o advertir que en su gobierno había corrupción. No podemos permitirnos señalar a Doris Gutierrez o a Matias Funes de golpistas, porque mantengan posiciones diferentes a las de la resistencia. Ellos y ellas, con toda una vida a sus espaldas de compromiso real con los intereses de las mayorías, son pieza fundamental para construir una alternativa a la elite político empresarial que maneja este país. No lo son en cambio los periodistas David Romero y Eduardo Maldonado, o tantos otros políticos corruptos que se han unido a la resistencia. Hay quien piensa que en estas condiciones es mejor esperar a las elecciones. Otros pensamos que necesitamos a Mel Zelaya aquí para retornar al orden legal y comenzar una nueva historia. Ojalá no nos dejemos enredar en medio de toda esta confusión. Ningún caudillo será nunca una solución, ni ninguna Constitución por bien hecha que esté, podrá sustituir a una ciudadanía educada y participativa. Esperemos que esta crisis nos ayude a forjarla.

A las ocho de la noche, más noticias van tejiendo un panorama sombrío. Una tercera cadena nacional anuncia que el toque de queda se extiende de 7 de la mañana a 6 de la tarde del día martes, en todo el territorio nacional. Es decir, siete millones y medio de persona hemos sido secuestrados hasta nuevo aviso. Por otra parte, Sosa Coello anuncia en la OEA que Mel Zelaya abandona el Pacto de San José, es decir, renuncia a esa vía dialogada. ¿Estamos prontos al final de este episodio histórico o es el inicio de un mayor caos que puede conducir a un enfrentamiento violento entre hondureños? La situación no parece tener salida a estas horas de la noche. Así vivimos este día, uno de los más contradictorios desde que el 28 de junio la clase política hondureña demostró su menosprecio por los principios democráticos y sumió a este país es su mayor crisis contemporánea.

Fernández Ludeña, consultor español, fue director de Radio Progreso de Honduras, emisora de los jesuitas.

Información de hoy en Opera Mundi
Crónica del inicio de la crisis
Señal en vivo de Radio Progreso de Honduras

Foto del periodista José Flores del diario Ahora y radio La Voz de Utcubamba, 5 de junio.

Foto del periodista José Flores del diario Ahora y la Voz de Utcubamba, 5 de junio.

La segunda parte de la intervención del Perú en el Comité de Eliminación de la Discriminación de la ONU revela que aún no hay lecciones aprendidas ni reconocimiento de responsabilidades. A dos meses de la tragedia de Bagua, el ministro de Justicia pidió reparación por el daño hecho a la imagen del Perú que afectará las inversiones extranjeras. No mencionó si habrá reparación para los heridos por las fuerzas del orden que no intervinieron en las protestas de Bagua. No hubo tampoco señalamiento de responsabilidad política.

Diogenes Ampam, miembro de la Organización de Desarrollo de las Comunidades Fronterizas del Cenepa (Odecofroc), awajún que participa en una de las cuatro mesas técnicas instaladas por el gobierno tras la derogatoria de dos decretos legislativos, desmintió afirmaciones del Gobierno sobre los awajún y los wampís a una audiencia que llenó el Vértice del Museo de la Nación al caer la tarde ayer.

«¿De dónde nos dicen que hemos estado armados? He conversado con los hermanos detenidos en Chachapoyas. Tenemos aún ocho inocentes detenidos. Les hicieron firmar una declaración, pusieron lo que ellos no han dicho, no tenían intérprete ni abogado. Les pregunté ‘tú has dicho esto?’ Y respondían que no. Los indígenas vinieron [a la carretera] con palo y lanza», explicó Ampam.

«No soy dirigente, soy del equipo técnico de Odecofroc en la mesa cuatro, quisiera precisar», aclaró durante la presentación del libro Anuario Indígena 2009, en una improvisada intervención pues anunciaron la llegada de Daisy Zapata, presidenta de Aidesep.

«Quiero comentarles que desde el 2008 la provincia de Condorcanqui e Imaza ha venido haciendo escuchar su voz. De 107 decretos legislativos, nueve eran lesivos a los derechos indígenas. Cuando vamos a sacar recursos de la tierra, se los pedimos, conversamos con ella. Con el pretexto del TLC violaron esto sin consulta, para la entrada de la minería», recordó el representante awajún.

«Los costeños dirán:´están locos los awajún que de la noche a la mañana toman carreteras’. Pero si van a ver los archivos de los ministerios, hay paquetes de planteamientos y oficios que los awajún hemos enviado desde el año pasado, exigiendo o sugiriendo mejoramientos en salud, en educación, en desarrollo sostenible», añadió.

«Desde el 9 de abril [que empezó el paro amazónico] hasta el 5 de junio, 57 días, awajún y wampis demostraron que no estaban aliados a la violencia. El 4 de junio estuve en el Congreso, ustedes ya conocen cómo fue la película [ese día Javier Velásquez Quesquén postergó nuevamente la votación por la derogatoria de los decretos], pero después del desayuno del día 5 a las 8 am [los manifestantes] iban a regresar. Muchas informaciones han llegado tergiversadas», sostuvo.

«En la madrugada, la policía ha cercado a los awajún [en la Curva del Diablo], pese a que habían conversado con los responsables directos de Dinoes. Nosotros sabemos con exactitud que si no había orden [de Lima], la policía no iba a intervenir», señaló.

Ampam también recordó que, el 2 de julio, el ex premier Yehude Simon aceptó que cesaría la persecución contra los dirigentes de las organizaciones amazónicas, pero tal cosa no ha ocurrido hasta ahora.

«El buen aprista en la ONU acaba de acusarnos que somos los responsables de las muertes de 34 personas: policías y civiles. Pero, hermanos -costeños, andinos y amazónicos- lleven este mensaje. Nos tildaron de que somos personas de segunda categoría -de segundo nivel-, que somos el perro del hortelano, que estamos haciendo conspiración internacional, que recibimos financiamiento de Evo Morales o de Chávez. Eso dicen los periódicos: eso es un invento del régimen actual».

El asesor de Odecofroc además hizo notar las acciones del Gobierno para partir la ya debilitada Aidesep, con el nombramiento de otra dirigencia. Reiteró que la presidenta es Zapata.

Por último, ya no dirigiéndose al publico, sino a un grupo de periodistas nos acercamos, informó que mañana hay una audiencia en Chachapoyas por los detenidos de Huancas. Un colega le preguntó sobre los desaparecidos. Ampam dijo que hay mujeres que podrían hablar de ello, «pero no se lo dirán a los periodistas limeñitos -ustedes disculparán, pero es así- que no dicen las versiones completas y cortan lo que las personas dicen».

Pueblos awajún y wampis demandan acción urgente del CERD de Naciones Unidas contra el Estado peruano, debido al racismo y discriminación y especialmente por la concesión minera otorgada sin previa consulta y en el Parque Nacional Ichigkat Muja, reserva de biodiversidad mundial.

La abogada Mar Pérez -de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos- estuvo en la misma sala que el ministro Pastor y ofrece una visión complementaria e importante. Refiere que las exposiciones «se redujeron a una enumeración superficial de normas que supuestamente supondrían un avance en la materia. El ministro tuvo la intrepidez de mencionar el Plan Nacional de Derechos Humanos, abandonado y olvidado por este gobierno, como una de las políticas implementadas por el estado contra el racismo».
El texto completo en el blog de la CNDH

Aquí el video colgado por el Ministerio de Justicia y su silenciosa nota de prensa.

pastorginebra
El ministro de Justicia declaró en Ginebra que los policías que llegaron el 5 de junio a desalojar la carretera -en la Curva del Diablo- «fueron recibidos con balas, con armas de fuego conseguidas tras haber asaltado un puesto policial. Eass armas fueron utilizadas para matar a los miembros de la policía». Su afirmación seguirá generando mayor distancia con la población amazónica. Hay pruebas y testimonios de que quienes iniciaron el ataque esa madrugada fueron los policías desde los helicópteros, con las bombas lacrimógenas.

Hay pruebas y testimonios también de que los generales que estuvieron todos esos días en la carretera Fernando Belaúnde sabían al caer el jueves 4 que los manifestantes habían aceptado desalojarla al día siguiente. Tenían que buscar movilidad y organizarse pues eran casi tres mil personas.

Es cierto que posteriormente -en una colina donde se vio al mayor Bazán- un grupo de manifestantes les quitaron las armas a los efectivos y con ellas dispararon en ese momento, luego de ver el enfrentamiento en la Curva del Diablo.

Pastor dijo también ante el Comité de Eliminación de Discriminación Racial de Naciones Unidas que los nativos fueron instigados por personas extrañas y que tal cosa ha quedado demostrada. Agregó: «presiones externas a las propias organizaciones indígenas hicieron que Pizango abandonara la mesa de diálogo».

Otro aspecto preocupante de las declaraciones de Pastor es su posición acerca de la comisión para investigar los hechos del 5 de junio. «Vamos a investigar utilizando los mecanismos que la democracia nos obliga: tenemos un estado de Derecho donde hay poderes con automonía que tienen que respetarse. El poder Judicial tiene autonomía. El poder político no puede interferir en el Poder Judicial. Por tanto no entendemos a quienes piden a los políticos que interfieran con el poder Judicial, sería desconocer nuestro propio ordenamiento, nuestra propia Constitución».

«Ha habido una motivación sin duda, hemos identificado a algunos de los que han motivado estos hechos, hay una investigación en sede judicial y no vamos a interferir políticamente», señaló.

Ojalá ello no contradiga las declaraciones del ministro Velasquez Quesquén, quien aceptó que una comisión independiente se encargue de dicha pesquisa, sugerida por el relator especial de Naciones Unidas, James Anaya.

El video con parte de la intervención de Pastor está disponible en la web del Ministerio de Justicia
Actualización de martes 11 am aquí el video

Ejecutivo no muestra interés en investigar hechos de Bagua: Carlos Navas se refiere a la demora del Ejecutivo en responder a la terna propuesta para la comisión.

Nueva crónica del español Alejandro Fernández -ex director de Fe y Alegría de Honduras- desde El Progreso, vía Pablo Espinoza. Presenta la imagen de un país enredado entre dos personajes cuestionables, representativos de la historia política latinoamericana. Como indicamos previamente, Roberto Micheletti logró su pequeño poder como diputado y propietario de tierras en El Progreso.

9 de julio
Honduras es hoy un país paralizado, con todas las miradas puestas en San José de Costa Rica, a la espera de un resultado favorable que permita a la ciudadanía regresar a una cierta normalidad, sin la tensión política de las últimas semanas. Hace 22 años Oscar Arias fue el principal artífice de los acuerdos de Esquipulas, que dieron inicio a un largo proceso que llevaría a la solución de los conflictos armados en Centroamérica. Aparentemente, esta vez el envite parece más sencillo para un mediador con estas credenciales. Pero no es descartable que salga trasquilado, como le sucedió a Insulza hace días, al toparse con una falta de motivación evidente para atenerse a razones democráticas.

Las razones de la clase política hondureña son otras; lo de ellos es la gramática parda, no las constituciones. Sentar a dos caudillos políticos de la oligarquía bipartidista más antigua de América frente a frente no es moco de pavo.

En horas de la mañana se celebra un homenaje en recuerdo de Isy Obed, el joven muerto el pasado domingo, cuando un numeroso grupo de pobladores esperaban el eventual aterrizaje de Zelaya. Miles de personas se desplazaron hoy al lugar donde este muchacho fue abatido, presumiblemente por las balas de algún francotirador verde olivo. Su padre, David Murillo, no pudo asistir a este homenaje, pues fue detenido por elementos policiales cuando salía del Comité de Familiares de Desaparecidos, COFADEH, y remitido a los juzgados de Juticalpa. Contra Murillo pesaba una vieja orden de captura a raíz de su defensa de un bosque olanchano en el año 2003, que fue reactivada precisamente hoy. ¿A alguien le quedaba alguna duda sobre la catadura moral de este gobierno interino? Pero las infamias de este jueves 9 de julio no terminaron aquí.

La involución de tintes ideológicos continúa lenta pero inexorable. Hoy salieron del país 85 pedagogos cubanos que estaban en Honduras en una misión que ya dura algunos años, en tareas de alfabetización de adultos. Hay que decir que las misiones cubanas llegaron aquí tras el huracán Mitch y han convivido con tres gobiernos. No son por tanto una consecuencia de las simpatías de Zelaya por el castrismo, pero al nuevo canciller Flores Bermúdez le ha parecido imprescindible dejar claro quiénes son los enemigos de Honduras

La televisión nos retransmite la llegada de Mel Zelaya a San José, con su característico sombrero vaquero, acompañado de su equipo negociador, encabezado por Patricia Rodas. Esta última, hija de un célebre caudillo liberal, es para muchos observadores la responsable de la deriva del presidente hacia el chavismo. Su padre, Modesto Rodas Alvarado, sufrió exilio en otro golpe militar y murió cuando se perfilaba como presidente, en 1979. Patricia fue en su juventud militante marxista y colaboró con la revolución sandinista en los años 80. Estuvo vinculada a la izquierda clandestina hondureña hasta que a mediados de los 90, acompañada de otros compañeros de viaje, se incorporó al partido de su padre tratando de provocar un vuelco ideológico desde dentro. Inopinadamente, este grupito encontró su gran oportunidad en una alianza preelectoral sellada con Mel Zelaya, quien lejos de veleidades subversivas fue educado para dirigir una hacienda ganadera en las tierras de Olancho. El viejo José Manuel, su padre, fue señalado como uno de los responsables directos de la Masacre de los Horcones, en 1975. En la hacienda propiedad de los Zelaya fueron asesinadas 14 personas, entre campesinos y sacerdotes, que luchaban por acceso a la tierra.

Esta extraña alianza entre el vástago del ganadero y la hija del caudillo ha dado lugar a lo que un analista con gran sentido del humor bautizó como la patastera ideológica de este gobierno. Patastera es en Honduras la planta trepadora que produce patastes, con unas ramas que se enredan una sobre la otra sin que uno sepa bien de donde vienen ni a donde van. Algo así le ocurrió a este grupo de camaradas que con Patricia Rodas a la cabeza, han hecho gala de un izquierdismo de cafetín, que en nada ha mejorado la vida de las grandes mayorías.

A media tarde llegan otra vez noticias de Costa Rica. Micheletti, tras reunirse con Arias, dejó allí su comisión negociadora y se volvió para Honduras, prometiéndole al premio Nobel que regresará cuando sea necesario. No parece, así de primeras, un síntoma muy bueno. Por de pronto, no se verán las caras los dos protagonistas nominales de esta crisis. Mientras tanto ambas comisiones están ya sentadas en una misma mesa, negociando en nombre de dos políticos desacreditados el destino de todos los hondureños.

Tirsa Flores, del movimiento de jueces por la democracia, que el año anterior participó en la huelga de hambre en apoyo a los fiscales del ministerio público, explica en los micrófonos de Radio Progreso que hay dos cosas que son innegociables en San José. Una es el retorno al orden constitucional, que implica el regreso de Zelaya a casa presidencial. Nos guste más, o menos, él fue escogido por la ciudadanía y su mandato fue abruptamente interrumpido por un golpe militar. La otra es la impunidad. ¿Pero quién se encargará de implementar justicia contra los usurpadores del poder Ejecutivo, cuando la propia Corte Suprema y el Congreso son parte del aparato golpista? La crisis política hondureña ha devenido en un laberinto al que de momento no se le ve salida. La primera jornada de este esfuerzo diplomático termina en tablas.

Entretanto, se acrecienta el temor entre buena parte de la sociedad civil de que esta crisis se cierre en falso ¿Servirá este atentado contra la democracia para impulsar un movimiento propositivo que modifique el futuro de Honduras? ¿Pagará el pueblo otra vez los platos rotos? No hay que perder la esperanza de que la ciudadanía salga fortalecida de este trance, pero será necesaria una larga travesía que no concluirá con las negociaciones de Costa Rica.

Otra contribución del consultor español Alejandro Fernández desde El Progreso, Honduras.
La tensión política ha subido aún unos peldaños este sábado 4 de julio, primera fiesta nacional de los Estados Unidos en que la clase dominante no acude a los jardines de la embajada norteamericana para brindar por la independencia del país del norte. La resaca que deja la visita de Insulza está cargada de significados.

Marta Lorena de Casco, conocida hasta ahora en Honduras por su defensa fundamentalista de preceptos morales de signo conservador, se perfila también con intolerancia en el campo diplomático. Anuncia la salida de Honduras de la OEA y lanza unas graves acusaciones contra esta institución y su secretario general, que más se asemejan a un pleito de peluquería de barrio que a una declaración política.

Pero las palabras más desalentadoras de la jornada nos llegan de boca de quien durante la última década ha sido reconocido unánimemente como una de las voces más respetadas de Honduras e incluso del continente. El presidente del Congreso español, el católico José Bono, se sorprendía estos días del silencio del Cardenal Rodríguez ante la crisis. Efectivamente seis días ha tardado el arzobispo de Tegucigalpa en salir del armario. Y lo ha hecho para avalar el golpe de estado en su esencia y en sus formas. Sus palabras no dejan lugar a la ambigüedad al afirmar que “las instituciones del Estado democrático están en vigencia y que sus ejecutorias en materia jurídico-legal han sido apegadas a derecho”. Sólo el modo en que se han producido estas declaraciones sería impropio en un estado de derecho, que obviamente hoy no tenemos.

Su comunicado fue retransmitido varias veces en cadena nacional, es decir, en un espacio pagado e impuesto por el Estado y al que todos los medios de comunicación, sin excepción, tienen la obligación de conectarse.

Las palabras del Cardenal han caído como un balde de agua fría sobre la población que se opone al golpe, aunque también ha espoleado los ánimos, alimentando una polarización sin precedentes en la historia reciente de Honduras. Ahora ya no caben dudas, el régimen de facto se enroca y no cabe esperar un giro de los acontecimientos en virtud del diálogo. El Cardenal no volverá nunca a ser el carismático personaje al que escuchaban con respeto 7 millones de hondureños, admirado en el mundo entero por su discurso político ponderado e impecablemente democrático. Quizás esa dudosa virtud tienen la crisis: desenmascarar a quienes ya no podrán seguir nadando entre dos aguas.

Tampoco Honduras volverá a ser la misma. Las manifestaciones en la calle que hoy se han producido han sido multitudinarias. Habría que remontarse al año 54, con la gran huelga bananera, para establecer un paralelo histórico. En Tegucigalpa, la afluencia a las manifestaciones no ha cesado de incrementarse desde el pasado martes. Algo similar se puede decir de San Pedro Sula, capital industrial del país, y de El Progreso. En esta última ciudad, cuna de Roberto Micheletti, se han escuchado las consignas más duras contra el presidente de facto, evidenciando la poca popularidad del que ha sido por 28 años diputado vitalicio del Congreso de la República, utilizando su cargo para crear en esta ciudad una red clientelista que hace de la democracia una quimera.

Jocksan Flores, joven pero experimentado locutor, dirige en Radio Progreso esta mañana un programa especial de gran calidad. Se invita a la calma, pero sin renunciar a los principios de libertad, democracia real y equidad social que caracterizan a esta emisora desde su fundación. Impresiona pensar en el excelente trabajo que su personal está realizando bajo una presión fuertísima, rodeados de intimidaciones e incomprensiones. Ellos saben que están en la lupa de los militares, pero en nada se les nota.

Jocksan ha escogido a Ghandi esta mañana como un personaje ejemplar: “Lo que se obtiene con violencia tiene que mantenerse con violencia”. Frases como éstas y otras similares son aportadas por los oyentes como un rosario de citas inspiradoras que contrastan con las groserías que se escuchan en otros escenarios. Sin ir más lejos, la banda sonora de los partidarios de Micheletti en su manifestación de ayer era una vieja canción hondureña de indudable mal gusto: “No hay otro pueblo más macho, que el pueblo catracho, del cual vengo yo”. Como lo oyen.

En horas de la noche, todos estamos esperando las noticias de CNN, que es en estos días nuestra ventana televisiva al mundo; la que nos permite romper en parte el cerco informativo en que nos encontramos. La OEA está reunida y nuestra expectación puesta en su resolución tras el informe de Insulza.

Pero la mayor expectación la genera, como es lógico, la anunciada llegada de Zelaya a Honduras prevista para mañana. En las actuales condiciones, los disturbios que este acontecimiento podría conllevar son sencillamente impredecibles. Todos coincidimos en un temor común. Honduras es hoy un polvorín, con un ejército perfectamente preparado para intervenir, con un asesor militar del gobierno adiestrado en los años más duros del militarismo anticomunista, con un presidente que pierde los papeles con una facilidad pasmosa, con una población que día a día crece en su enfado y que se siente manipulada al tiempo que inusitadamente fuerte… Si alguien arroja un fósforo a este polvorín, nadie sabe qué puede pasar. Lo que sabemos es que las listas negras de ciudadanos agitadores han empezado a circular por las postas de policía. Y nos tememos que si la violencia se desata no será nada fácil volver a contenerla. Existe temor en Honduras a estas horas.

Las posibilidades de que esta crisis tenga un final feliz, o al menos esperanzador, parecen alejarse en esta noche. Y uno se pregunta por enésima vez que estirpe de políticos es esta que consiente en exponer la vida de sus ciudadanos y ciudadanas con tal de no ceder sus privilegios privados, blindados desde hace 30 años, por no irnos más atrás. Porque son estos privilegios y no la democracia, los que han puesto en marcha esta opereta que causaría hilaridad si no comprometiera el futuro de millones de hondureños.

Crónica del 1° de julio de Alejandro Fernández, ex director de Radio Progreso de Honduras, emisora de los jesuitas. Agregué titulares, no existen en el texto original. Aborda el aislamiento económico que sufre el país y el ansia de ‘ex oficialismo’ de aprovechar el último año de gobierno.

Arrecia desde primeras horas de la mañana una campaña orquestada en los medios de comunicación donde se señala de corrupción a funcionarios del gobierno anterior y se anuncia su detención. Con inusitada celeridad, Tribunal Superior de Cuentas, Ministerio Público y Jueces están actuando contra algunos de los funcionarios que se lucraron ilegalmente junto a Zelaya.

Uno de ellos es Marcelo Chimirri, primer ministro de comunicaciones del gobierno Zelaya, quien hace 18 meses fue defenestrado en una operación en la que la policía allanó su propio domicilio. Así han sido algunos de los ministros estrella de Mel. Otro de sus colaboradores más cercanos, el titular de exteriores Milton Jiménez, fue suspendido de su cargo tras pelearse a golpes con un policía que quiso detenerlo por conducir por las calles de Tegucigalpa en estado de ebriedad. La imagen de Mel Zelaya en pijama, su aspecto de hombre civilizado víctima de la barbarie, que nos muestra estos días la tele, no debería hacernos olvidar los despropósitos de algunos en su equipo de gobierno.

Es más que probable que sean ciertas las acusaciones que se vierten hoy sobre sus funcionarios, y hasta se queden cortas, pero es el perverso revanchismo de los vencedores sobre los vencidos el que está operando y no la búsqueda del bien público. El Estado es en Honduras un botín que la plutocracia hondureña se resiste a compartir. Si de algo pecó Zelaya no fue de realizar un giro ideológico, como hoy se le acusa, sino de querer quedarse con todo el pastel, que habitualmente se reparten las grandes familias hondureñas el último año de gobierno a través de un sistema bipartidista que se las sabe todas. En este gobierno interino hay seguramente más corruptos por metro cuadrado que en ningún otro.

Empieza a preocupar a la ciudadanía que va a pasar con el “bloqueo”. El BM y el BID han cancelado los préstamos y la comunidad de cooperantes está también pensando en bloquear sus desembolsos. La reacción del gobierno es también la común en este tipo de situaciones: “resistiremos, porque más importante que pasar privaciones es defender nuestra idiosincrasia. Los de afuera no nos entienden. Tenemos que pagar este precio por librarnos del comunismo”. Parece que a este Micheletti, que no es de muchas letras, algún folleto le ha caído en las manos sobre las felonías militares de los años 70.

Siempre sorprendente el canciller Ortez, quien ha asegurado no estar preocupado por el bloqueo de las fronteras puesto que Honduras tiene salida por el mar y por el aire (¿?). Brillante.

El caso es que la crisis económica golpeó a Honduras duramente en los meses anteriores, afectando directamente a sus dos principales fuentes de divisas: las remesas y la inversión maquilera. Zelaya agravó la situación económica con medidas populistas y arbitrarias, desviando la atención de los verdaderos problemas nacionales sobre el polémico tema de la cuarta urna. Así que ahora, con un gobierno de facto, plagado de incompetentes, y las sanciones económicas de la comunidad internacional, la situación se puede volver catastrófica para miles de familias hondureñas. Ellas son las auténticas víctimas, una vez más, de una de las clases políticas más inmovilistas del continente.

Nos llega hoy un correo con las declaraciones de German Calix, director general de Caritas, desde Buenos Aires. Se defiende antes las acusaciones que algunos sectores hacen a la Iglesia de haber colaborado o transigido con el golpe. Dicha acusación hay que verla en el marco de la polarización que vive el país. La Iglesia ha defendido desde hace meses que Zelaya estaba bordeando la legalidad y no ha querido seguir su juego populista y poco serio, siendo de las pocas instituciones que lo han cuestionado constructivamente.

Nos consta la honestidad intelectual y la clara posición del Padre Cálix y de Caritas Nacional a favor de una democracia auténtica y sus ímprobos esfuerzos por contribuir a construirla. Es sin duda una de las pocas voces que desde hace años construye ciudadanía en Honduras. Otra cosa es que tras el golpe, muchos obispos no están sabiendo posicionarse sin ambigüedades en contra de los usurpadores de la legalidad. Entre ellos destaca el silencio del Cardenal Rodríguez, absolutamente inadmisible a estas alturas. Nadie duda que estamos en una situación difícil y que cualquier declaración tendrá un costo, pero la posición tiene que ser inequívoca. El apego al constitucionalismo democrático debería permitir al Cardenal compatibilizar una dura crítica al mandatario depuesto al tiempo que se niega el reconocimiento a un gobierno impuesto por la fuerza de las armas. Muchas personas en Honduras están poniendo en juego su integridad en estos días, apoyando la democracia, aun sin simpatizar con la política del presidente Zelaya. La Iglesia debería estar a su lado.

En horas de la tarde surge la peor noticia del día. El Congreso aprueba un decreto que consagra el Estado de Sitio, con la anuencia de cuatro de los cinco partidos políticos con representación parlamentaria. Se restringen los derechos constitucionales con que en las próximas horas, el ejército podrá entrar en el domicilio de alguien y detenerlo por más de 72 horas sin violentar la ley. La pregunta que todos nos hacemos cuando falta una hora para que comience el toque de queda es si será simplemente una operación para amedrentar a los “resistentes”, o será el punto de partida de una escalada represiva de insospechadas proporciones. Uno se inclina a pensar que más bien es lo primero, pero nadie lo sabe a ciencia cierta.

Hoy la manifestación en Tegucigalpa en contra del gobierno de facto agrupó a más de cinco mil personas, lo que en Honduras puede considerarse una multitud de manifestantes. La resistencia interna lejos de amilanarse está creciendo. Quizás Micheletti ha decidido dar otra vuelta de tuerca y afianzarse a lo interno, aun a costa de acrecentar su aislamiento. Al fin y al cabo ya hemos visto no es precisamente un estratega que calcule con precisión las consecuencias de sus actos. Consecuencias que por cierto caen y seguirán cayendo sobre un pueblo que merece mejor suerte.

Facsimilar de un texto del nicaraguense Sergio Ramírez sobre Honduras.

Facsimilar de un texto del nicaraguense Sergio Ramírez sobre Honduras.

Otra crónica de Alejandro Fernández desde la ciudad de origen de Roberto Micheletti, El Progreso; ésta es del 30 de junio. Fernández fue director de Fe y Alegría Honduras. Nota: Esta semana y las próximas son también críticas en el Perú, falta tiempo para producir información.

Esta mañana, en la ciudad de El Progreso, el ejército cambió su estrategia de no confrontación y cargó decididamente contra los manifestantes que, como ayer, ocupaban el Puente de la Amistad. Entre los directamente afectados por la represión policial, se encuentra Marcelino Martínez, un histórico líder progreseño de los derechos humanos y Angélica Benítez, compañera de Cesar Ham. También fue detenida Dunia Montoya, luchadora por los derechos laborales de las mujeres maquiladoras desde hace más de una década, y otro joven comunicador del grupo de COMUN. Parece que posteriormente fue dejada en libertad. No hay afortunadamente heridos graves.

La violencia se ha desatado, aunque aun con cierto control; ahora cabe esperar si el movimiento popular se replegará, se mantendrá en la resistencia pacífica o se iniciará una escalada de violencia. Por el momento, para mañana se convoca una nueva concentración de resistencia en Progreso y en Tegucigalpa está prevista la llegada de personas de diferentes puntos del país para protestar ante casa presidencial.

Mientras tanto, en Tegucigalpa, Micheletti dio un discurso frente a cientos de seguidores en el parque central. Apareció acompañado de un importante contingente de militares y no tuvo pena alguna en levantar su puño unido al del jefe de las Fuerzas Armadas. Produce indigestión escucharlo, lo que quizás es un síntoma más de que nos hallamos ante un golpista de raigambre, que entronca directamente con los cavernícolas, para usar un término utilizado hoy por Sergio Ramírez en un estupendo artículo en El País. Su escrito parece muy atinado y doblemente valioso, si pensamos que las amistades de Mel Zelaya no son las de intelectual nicaraguense. Conviene distinguir entre las acciones de un presidente que ha sido irresponsable y despótico, bordeando caprichosamente la legalidad vigente y manipulando las conciencias desde los privilegios del poder, y la institucionalidad que lo ampara haciendo inconcebible su secuestro, que hoy es el de todos nosotros, aun de aquellos de los que no caen en la cuenta de la gravedad del asunto. Esa sería a mi juicio la gran línea argumental de toda ofensiva de resistencia interna y de diplomacia externa.
Quizás lo anterior es hilar muy fino para una ciudadanía con muy poca “densidad democrática”, que dicen los expertos, pero ahí estriba el drama que vive Honduras. La cuestión no es si viene o no Mel, o si un golpe de barracas da un vuelco inesperado a la situación. La cuestión es que la derecha oligárquica, a la que Mel y Micheletti pertenecen, no ha permitido que se desarrolle la democracia en tres décadas y han terminado por darle el golpe de gracia el pasado domingo.
La acometida entreguista de los medios de comunicación a favor de los golpistas es uno de los rostros más vergonzosos y preocupantes en la actual situación. Renato Alvarez, otrora periodista independiente y prestigiado, sacó hoy en su Frente a Frente, el equivalente a los desayunos de Pepa Bueno, a varios grupos de sociedad civil que no dudan en calificar a los que resisten en la calle como provocadores y que argumentan que habrá que resistir en casita, si es necesario, contra la presión exterior que desconoce “nuestra forma de vivir y nuestro amor por la paz y la democracia”. ¿Les suena de algo? Son argumentos demasiados parecidos a los que usaban gobiernos de facto durante todo el siglo XX, como para no sentir temor. Prácticamente no existen medios que estén informando críticamente el día de hoy. Solamente Radio Progreso, que vuelve a emitir y que lanza su señal a América Latina a través de ALER, aunque a ratos se pierde su sintonía.
Produce lástima y frustración la pobre lectura política que personajes de reconocido prestigio en el país, como Ramón Custodio, el Comisionado Nacional de Derechos Humanos están haciendo. Da miedo pensar que él es el Ombudsman de la nación. ¿Qué pasará si la represión se recrudece? Calificar el secuestro del presidente como el acatamiento de una orden judicial dentro de la legalidad, produce vergüenza ajena y conduce a reflexionar sobre el escaso desarrollo democrático de esta nación tras casi 30 años de democracia formal. ¿Cómo Ramón Custodio, defensor de los derechos humanos durante los años 80 es capaz de amparar semejante aberración jurídica? Son cuestiones que lo dejan a uno sin respuestas racionales.

En el futuro habrá que repensar todo lo invertido por la cooperación internacional en el fortalecimiento de las instituciones democráticas y ciudadanía. ¿Nos hemos equivocado en el enfoque? ¿Hemos apostado poco o hemos apostado mal? Me temo que sin un contrato pedagógico de más largo alcance, que implique a la enseñanza pública y sus docentes, las ONG locales o extranjeras poco podrán aportar para fomentar la ciudadanía activa en Honduras.
Vienen reportes del interior del país que hablan de represión creciente. De un alcalde depuesto ilegalmente y un periodista encarcelado en Colón. También se han cargado al alcalde de San Pedro Sula. ¿Qué tipo de legalidad democrática es esta? Y lo más grave, se habla de jóvenes reclutados para el ejercito en el área rural. Esto sería extremadamente grave y podría confirmarnos que esta gente está dispuesta a retroceder más allá de lo imaginable. Viendo a Micheletti por TV, hablando como un caudillo decimonónico, cabe pensar que para allá vamos. Su gobierno niega estos reclutamientos, pero a estas alturas la palabra de estos sinvergüenzas no tiene ningún crédito.

¿Pero quien es Roberto Micheletti? ¿Quién es este gris personaje político hondureño que este domingo salió inesperadamente del anonimato para competir con Michael Jackson por las primeras portadas de los telediarios de todo el mundo? Su más que dudoso mérito consiste en haberse convertido en presidente interino, tras el primer golpe militar sucedido en este pequeño país en 37 años.

Procedente de una familia inmigrante de estirpe italiana que a principios del siglo pasado se estableció en El Progreso, corazón del enclave bananero, Don Roberto, como se le conoce en la ciudad, es el prototipo del caudillo que fragua su capital político en largos años de clientelismo político, y su capital económico en el monopolio de los buses que comunican esta población con la capital industrial del país, San Pedro Sula. Las malas lenguas relacionan además su fortuna personal con la expropiación ilegal de tierras que sucedió a la expulsión de los salvadoreños tras la tristemente célebre guerra del fútbol, en 1969.

En las elecciones internas del pasado mes de noviembre partía como favorito para hacerse con la candidatura del partido liberal. Cosechó un fracaso estrepitoso y se negó a reconocer al vencedor hasta que, en una negociación vergonzante, aquel le permitió meter a sus derrotados candidatos a diputados de nuevo en la contienda, a pesar de haber perdido en las urnas. Que este hombre nos grité hoy a la cara ¡democracia! como un iluminado, produce escalofríos. Dicen que su mujer tenía ya contratadas a unas estilistas de Miami para que vinieran a peinarla cuando fuera presidenta. No sé si lo cumplirá, pero ella ya no podrá ir a alisarse el pelo al país del norte.
Esta tarde la embajada de USA anunciaba la cancelación de sus pasaportes sine die. La Embajada también ha cancelado la celebración del 4 de julio como repudio a los golpistas. Los USA están desconocidos. Ya lo dijo el canciller golpista ayer: desde que está este “negrito”, Estados Unidos ya no es el defensor de los derechos humanos que era. También tuvo sus palabras para los nuestros: Zapatero a tus zapatos, le dijo. Este es el genio que Micheletti ha puesto para acometer una ofensiva diplomática. Es un consuelo recibir estas noticias de la embajada gringa a dos horas de que inicie el toque de queda. Hoy nos dan dos horas más, parece que nos hemos portado bien: de 10 de la noche a 5 de la mañana.
Hace poco más de un año, en medio de la protesta y encomiable huelga de los fiscales jóvenes contra la corrupción, que Micheletti manejó con extraordinaria soberbia y desprecio hacia la legalidad, un periodista le asestó de repente ¿es cierto que es usted un animal político? Micheletti, que no ha leído mucho en su vida, y menos a Aristóteles, creyó que estaba siendo insultado y respondió tajante: «Usted es un animal periodista». Este es el hombre que está liderando este despropósito. Sobre su lomo, aún sin quererlo, vamos siete millones de hondureños, y algunos allegados, a la deriva.

La siguiente crónica es de Alejandro Fernández, ex director de Radio Progreso (2001-2002) y de Fe y Alegría en Honduras. Él se encuentra ahora en El Progreso, ciudad importante en el departamento de Yoro, uno de los 18 de ese país. Gracias a Pablo Espinoza por compartir el texto.

La primera impresión que tuve al llegar a Honduras la mañana del lunes 29 es la de entrar en un país que vivía con serenidad un cambio de régimen irrelevante para la ciudadanía. Luego, los acontecimientos de todo el día se ha ido encargando de devolverme panoramas mucho más sombríos y complejos. Para entrar a El Progreso, ciudad en la que permanezco, hay que traspasar el Puente de la Amistad que hoy ha permanecido cerrado al tráfico todo el día: desde las 9 de la mañana a las 6 de la tarde. Mañana la gente está convocada de nuevo para las siete a la resistencia pacífica.
Llegué al país con el rumor terrible del asesinato de Cesar Ham, líder de la formación izquierdista Unificación Democrática. Inmediatamente, en el puente, que tuve que pasar caminando, me confirmaron que no era cierto. Una buena noticia. Al margen de valor político cada vez más incierto de Ham, su hipotética muerte significaba la brutalidad del nuevo régimen y una perspectiva de hostilidades abiertas entre detractores y defensores del golpe.

El cerco informativo es claro y muy eficaz, y contribuye notablemente a la aparente normalidad. Se habla de los nuevos ministros con naturalidad pasmosa e inmediatamente se pasa a otras informaciones. Salvo CNN, los hondureños tienen en este momento pocas fuentes de información. Cuando escribo estas líneas, Radio Progreso, la prestigiosa emisora de los jesuitas ha dejado de emitir y no sé si es un problema técnico o han vuelto a entrar los militares, como hicieron ayer. A lo largo de la tarde (son ahora las ocho de la noche del día 29) van sumándose las noticias, llegadas a cuentagotas, y más por internet o por el teléfono, que revelan una cierta escalada represiva. Contenida, eso sí, pero aparentemente dispuesta a no ceder un ápice.

Los manifestantes que resguardaban el palacio presidencial fueron desalojados por la fuerza. Parece que hay un muerto y una treintena de heridos. Una periodista de Telesur fue secuestrada por los militares y no se sabe dónde se la han llevado.

En el Frente a Frente de esta mañana, programa de máxima audiencia nacional, el invitado como analista fue Billy Joya, el ex comandante del 3.16, batallón tristemente célebre en los años 80 y responsable de ejecuciones extrajudiciales bajo la doctrina de seguridad nacional. ¿Qué significa eso? Aún es prematuro decirlo, pero tenemos un nuevo gobierno que no tiene complejos en su defensa a ultranza de las posiciones más conservadoras. Enrique Ortez, el nuevo canciller, hombre sagaz y curtido en mil batallas da, en cambio, en CNN una impresión patética. Sin argumentos ante las preguntas de la periodista, aparece como un déspota apertrechado tras sus convicciones golpistas. Me sorprende. ¿Será un gobierno tan débil que caerá por su propio peso en unos días ante la presión internacional? ¿O estará hecho para durar y para llevarse por delante a quien ose oponérsele? Es la duda más seria que a uno le asalta a día de hoy. ¿Estara Micheletti tras su minuto de gloria revanchista y efímera, después de haber perdido todo su caudal político en las últimas primarias? ¿O estamos ante un cambio de rumbo sustancial que nos sumergerá en una etapa en la que las garantías constitucionales experimentaran un retroceso de varias décadas? Seguramente todo depende de la actitud de unos y otros en los próximos días. Incluso en el exterior. El aislamiento de la comunidad internacional puede ser un punto decisivo, pero una presión excesivamente personalista de Chavez, teñida de amenazas, más parece que encastillará a los golpistas hasta volver a resucitar, como ya han hecho, los fantasmas de la amenaza comunista. Este gobierno recoge lo más rancio del bipartidismo tradicional en la expectativa de que el pueblo hondureño es el de siempre. ¿Lo es? No lo parece, hay señales durante todo el día de hoy que muestran una gran dignidad y capacidad de resistencia, pero es cierto que las divisiones son profundas.

Hay como tres grandes grupos dentro de la sociedad civil. Los que se han creído todo ese asunto de que Zelaya derivaba hacia el autoritarismo y el socialismo del siglo XXI y se siente aliviados por ver cómo se alejan en el horizonte los Castro y los Ortega; ellos están con el golpe aun sin ser necesariamente gente malintencionada políticamente. Un segundo grupo son lo que creen que con Zelaya se va una especie de Che Guevara con sobrero vaquero que redimiría a las clases populares; son los más activos, sin duda, y los más implicado en estas primera horas; también pueden ser peligrosos si pierden la perspectiva de lo que se está jugando, que es mucho más que la defensa de la confusión ideológica de un gobierno que perdió el rumbo, o que nunca lo tuvo. Está un tercer grupo, seguramente minoritario: los que creen que Zelaya ha sido un mal gobernante pero no tienen dudas de que era el gobernante legítimo y que Micheletti es una calamidad muy superior, tanto por su persona, como por lo que representa, como por la forma brutal en que ha llegado a donde está. Dentro de unos minutos comienza el toque de queda. Va de nueve de la noche a seis de la mañana. No se sabe muy bien para qué, pero intimida. Quizás es simplemente eso. Han salido rumores de que algunos batallones se han rebelado a los golpistas y muestran su lealtad a la institucionalidad que representaba Zelaya. Mañana lo veremos. También nos llega por la tele que Zelaya asevera que vendrá el jueves. El nuevo canciller trata de hacer un chiste con ese regreso pero se ve que es una eventualidad que no tenían prevista. Habrá que esperar a mañana. Hoy no hay forma de tener más noticias, salvo la de los medios de comunicación hondureños que guardan un silencio vergonzante. Da la impresión de que vivimos momentos decisivos. Este va a ser un parto difícil pero si se derroca este gobierno ilegítimo, la democracia puede volver a ser una esperanza para el pueblo hondureño. Si esto se queda así, las perspectivas son poco halagueñas. Como mínimo muchos años más de estéril bipartidismo y una cultura política anclada en el siglo XIX.
La primera impresión que tuve al llegar a Honduras la mañana del lunes 29 es la de entrar en un país que vivía con serenidad un cambio de régimen irrelevante para la ciudadanía. Luego, los acontecimientos de todo el día se ha ido encargando de devolverme panoramas mucho más sombríos y complejos. Para entrar a El Progreso, ciudad en la que permanezco, hay que traspasar el Puente de la Amistad que hoy ha permanecido cerrado al tráfico todo el día: desde las 9 de la mañana a las 6 de la tarde. Mañana la gente está convocada de nuevo para las siete a la resistencia pacífica.
Llegué al país con el rumor terrible del asesinato de Cesar Ham, líder de la formación izquierdista Unificación Democrática. Inmediatamente, en el puente, que tuve que pasar caminando, me confirmaron que no era cierto. Una buena noticia. Al margen de valor político cada vez más incierto de Ham, su hipotética muerte significaba la brutalidad del nuevo régimen y una perspectiva de hostilidades abiertas entre detractores y defensores del golpe.
El cerco informativo es claro y muy eficaz, y contribuye notablemente a la aparente normalidad. Se habla de los nuevos ministros con naturalidad pasmosa e inmediatamente se pasa a otras informaciones. Salvo CNN, los hondureños tienen en este momento pocas fuentes de información. Cuando escribo estas líneas, Radio Progreso, la prestigiosa emisora de los jesuitas ha dejado de emitir y no sé si es un problema técnico o han vuelto a entrar los militares, como hicieron ayer. A lo largo de la tarde (son ahora las ocho de la noche del día 29) van sumándose las noticias, llegadas a cuentagotas, y más por internet o por el teléfono, que revelan una cierta escalada represiva. Contenida, eso sí, pero aparentemente dispuesta a no ceder un ápice.
Los manifestantes que resguardaban el palacio presidencial fueron desalojados por la fuerza. Parece que hay un muerto y una treintena de heridos. Una periodista de Telesur fue secuestrada por los militares y no se sabe donde se la han llevado.
En el Frente a Frente de esta mañana, programa de máxima audiencia nacional, el invitado como analista fue Billy Joya, el ex comandante del 3.16, batallón tristemente célebre en los años 80 y responsable de ejecuciones extrajudiciales bajo la doctrina de seguridad nacional. ¿Qué significa eso? Aún es prematuro decirlo, pero tenemos un nuevo gobierno que no tiene complejos en su defensa a ultranza de las posiciones más conservadoras. Enrique Ortez, el nuevo canciller, hombre sagaz y curtido en mil batallas da, en cambio, en CNN una impresión patética. Sin argumentos ante las preguntas de la periodista, aparece como un déspota apertrechado tras sus convicciones golpistas. Me sorprende. ¿Será un gobierno tan débil que caerá por su propio peso en unos días ante la presión internacional? ¿O estará hecho para durar y para llevarse por delante a quien ose oponérsele? Es la duda más seria que a uno le asalta a día de hoy. ¿Estara Micheletti tras su minuto de gloria revanchista y efímera, después de haber perdido todo su caudal político en las últimas primarias? ¿O estamos ante un cambio de rumbo sustancial que nos sumergerá en una etapa en la que las garantías constitucionales experimentaran un retroceso de varias décadas? Seguramente todo depende de la actitud de unos y otros en los próximos días. Incluso en el exterior. El aislamiento de la comunidad internacional puede ser un punto decisivo, pero una presión excesivamente personalista de Chavez, teñida de amenazas, más parece que encastillará a los golpistas hasta volver a resucitar, como ya han hecho, los fantasmas de la amenaza comunista. Este gobierno recoge lo más rancio del bipartidismo tradicional en la expectativa de que el pueblo hondureño es el de siempre. ¿Lo es? No lo parece, hay señales durante todo el día de hoy que muestran una gran dignidad y capacidad de resistencia, pero es cierto que las divisiones son profundas.
Hay como tres grandes grupos dentro de la sociedad civil. Los que se han creído todo ese asunto de que Zelaya derivaba hacia el autoritarismo y el socialismo del siglo XXI y se siente aliviados por ver cómo se alejan en el horizonte los Castro y los Ortega; ellos están con el golpe aun sin ser necesariamente gente malintencionada políticamente. Un segundo grupo son lo que creen que con Zelaya se va una especie de Che Guevara con sobrero vaquero que redimiría a las clases populares; son los más activos, sin duda, y los más implicado en estas primera horas; también pueden ser peligrosos si pierden la perspectiva de lo que se está jugando, que es mucho más que la defensa de la confusión ideológica de un gobierno que perdió el rumbo, o que nunca lo tuvo. Está un tercer grupo, seguramente minoritario: los que creen que Zelaya ha sido un mal gobernante pero no tienen dudas de que era el gobernante legítimo y que Micheletti es una calamidad muy superior, tanto por su persona, como por lo que representa, como por la forma brutal en que ha llegado a donde está. Dentro de unos minutos comienza el toque de queda. Va de nueve de la noche a seis de la mañana. No se sabe muy bien para qué, pero intimida. Quizás es simplemente eso. Han salido rumores de que algunos batallones se han rebelado a los golpistas y muestran su lealtad a la institucionalidad que representaba Zelaya. Mañana lo veremos. También nos llega por la tele que Zelaya asevera que vendrá el jueves. El nuevo canciller trata de hacer un chiste con ese regreso pero se ve que es una eventualidad que no tenían prevista. Habrá que esperar a mañana. Hoy no hay forma de tener más noticias, salvo la de los medios de comunicación hondureños que guardan un silencio vergonzante. Da la impresión de que vivimos momentos decisivos. Este va a ser un parto difícil pero si se derroca este gobierno ilegítimo, la democracia puede volver a ser una esperanza para el pueblo hondureño. Si esto se queda así, las perspectivas son poco halagueñas. Como mínimo muchos años más de estéril bipartidismo y una cultura política anclada en el siglo XIX.

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