Conflictos internacionales


Es muy fácil derramarse en emociones al ver las noticias recientes de Egipto. El acontecimiento ha motivado a miles a seguir a más personas en Twitter -así como ocurrió por Bagua en junio de 2009; después, con el terremoto de Chile; luego con el terremoto de Haití-. A diferencia de Chile, Haití y Bagua, los ciudadanos egipcios organizaron y gestaron los hechos  interconectadas en las redes sociales. El siguiente programa de Al Jazeera explica y recuerda el germen de la caída de Mubarak: ‘Semillas de cambio’, transmitido ayer sábado.

 

Nueva crónica del español Alejandro Fernández -ex director de Fe y Alegría de Honduras- desde El Progreso, vía Pablo Espinoza. Presenta la imagen de un país enredado entre dos personajes cuestionables, representativos de la historia política latinoamericana. Como indicamos previamente, Roberto Micheletti logró su pequeño poder como diputado y propietario de tierras en El Progreso.

9 de julio
Honduras es hoy un país paralizado, con todas las miradas puestas en San José de Costa Rica, a la espera de un resultado favorable que permita a la ciudadanía regresar a una cierta normalidad, sin la tensión política de las últimas semanas. Hace 22 años Oscar Arias fue el principal artífice de los acuerdos de Esquipulas, que dieron inicio a un largo proceso que llevaría a la solución de los conflictos armados en Centroamérica. Aparentemente, esta vez el envite parece más sencillo para un mediador con estas credenciales. Pero no es descartable que salga trasquilado, como le sucedió a Insulza hace días, al toparse con una falta de motivación evidente para atenerse a razones democráticas.

Las razones de la clase política hondureña son otras; lo de ellos es la gramática parda, no las constituciones. Sentar a dos caudillos políticos de la oligarquía bipartidista más antigua de América frente a frente no es moco de pavo.

En horas de la mañana se celebra un homenaje en recuerdo de Isy Obed, el joven muerto el pasado domingo, cuando un numeroso grupo de pobladores esperaban el eventual aterrizaje de Zelaya. Miles de personas se desplazaron hoy al lugar donde este muchacho fue abatido, presumiblemente por las balas de algún francotirador verde olivo. Su padre, David Murillo, no pudo asistir a este homenaje, pues fue detenido por elementos policiales cuando salía del Comité de Familiares de Desaparecidos, COFADEH, y remitido a los juzgados de Juticalpa. Contra Murillo pesaba una vieja orden de captura a raíz de su defensa de un bosque olanchano en el año 2003, que fue reactivada precisamente hoy. ¿A alguien le quedaba alguna duda sobre la catadura moral de este gobierno interino? Pero las infamias de este jueves 9 de julio no terminaron aquí.

La involución de tintes ideológicos continúa lenta pero inexorable. Hoy salieron del país 85 pedagogos cubanos que estaban en Honduras en una misión que ya dura algunos años, en tareas de alfabetización de adultos. Hay que decir que las misiones cubanas llegaron aquí tras el huracán Mitch y han convivido con tres gobiernos. No son por tanto una consecuencia de las simpatías de Zelaya por el castrismo, pero al nuevo canciller Flores Bermúdez le ha parecido imprescindible dejar claro quiénes son los enemigos de Honduras

La televisión nos retransmite la llegada de Mel Zelaya a San José, con su característico sombrero vaquero, acompañado de su equipo negociador, encabezado por Patricia Rodas. Esta última, hija de un célebre caudillo liberal, es para muchos observadores la responsable de la deriva del presidente hacia el chavismo. Su padre, Modesto Rodas Alvarado, sufrió exilio en otro golpe militar y murió cuando se perfilaba como presidente, en 1979. Patricia fue en su juventud militante marxista y colaboró con la revolución sandinista en los años 80. Estuvo vinculada a la izquierda clandestina hondureña hasta que a mediados de los 90, acompañada de otros compañeros de viaje, se incorporó al partido de su padre tratando de provocar un vuelco ideológico desde dentro. Inopinadamente, este grupito encontró su gran oportunidad en una alianza preelectoral sellada con Mel Zelaya, quien lejos de veleidades subversivas fue educado para dirigir una hacienda ganadera en las tierras de Olancho. El viejo José Manuel, su padre, fue señalado como uno de los responsables directos de la Masacre de los Horcones, en 1975. En la hacienda propiedad de los Zelaya fueron asesinadas 14 personas, entre campesinos y sacerdotes, que luchaban por acceso a la tierra.

Esta extraña alianza entre el vástago del ganadero y la hija del caudillo ha dado lugar a lo que un analista con gran sentido del humor bautizó como la patastera ideológica de este gobierno. Patastera es en Honduras la planta trepadora que produce patastes, con unas ramas que se enredan una sobre la otra sin que uno sepa bien de donde vienen ni a donde van. Algo así le ocurrió a este grupo de camaradas que con Patricia Rodas a la cabeza, han hecho gala de un izquierdismo de cafetín, que en nada ha mejorado la vida de las grandes mayorías.

A media tarde llegan otra vez noticias de Costa Rica. Micheletti, tras reunirse con Arias, dejó allí su comisión negociadora y se volvió para Honduras, prometiéndole al premio Nobel que regresará cuando sea necesario. No parece, así de primeras, un síntoma muy bueno. Por de pronto, no se verán las caras los dos protagonistas nominales de esta crisis. Mientras tanto ambas comisiones están ya sentadas en una misma mesa, negociando en nombre de dos políticos desacreditados el destino de todos los hondureños.

Tirsa Flores, del movimiento de jueces por la democracia, que el año anterior participó en la huelga de hambre en apoyo a los fiscales del ministerio público, explica en los micrófonos de Radio Progreso que hay dos cosas que son innegociables en San José. Una es el retorno al orden constitucional, que implica el regreso de Zelaya a casa presidencial. Nos guste más, o menos, él fue escogido por la ciudadanía y su mandato fue abruptamente interrumpido por un golpe militar. La otra es la impunidad. ¿Pero quién se encargará de implementar justicia contra los usurpadores del poder Ejecutivo, cuando la propia Corte Suprema y el Congreso son parte del aparato golpista? La crisis política hondureña ha devenido en un laberinto al que de momento no se le ve salida. La primera jornada de este esfuerzo diplomático termina en tablas.

Entretanto, se acrecienta el temor entre buena parte de la sociedad civil de que esta crisis se cierre en falso ¿Servirá este atentado contra la democracia para impulsar un movimiento propositivo que modifique el futuro de Honduras? ¿Pagará el pueblo otra vez los platos rotos? No hay que perder la esperanza de que la ciudadanía salga fortalecida de este trance, pero será necesaria una larga travesía que no concluirá con las negociaciones de Costa Rica.

Otra contribución del consultor español Alejandro Fernández desde El Progreso, Honduras.
La tensión política ha subido aún unos peldaños este sábado 4 de julio, primera fiesta nacional de los Estados Unidos en que la clase dominante no acude a los jardines de la embajada norteamericana para brindar por la independencia del país del norte. La resaca que deja la visita de Insulza está cargada de significados.

Marta Lorena de Casco, conocida hasta ahora en Honduras por su defensa fundamentalista de preceptos morales de signo conservador, se perfila también con intolerancia en el campo diplomático. Anuncia la salida de Honduras de la OEA y lanza unas graves acusaciones contra esta institución y su secretario general, que más se asemejan a un pleito de peluquería de barrio que a una declaración política.

Pero las palabras más desalentadoras de la jornada nos llegan de boca de quien durante la última década ha sido reconocido unánimemente como una de las voces más respetadas de Honduras e incluso del continente. El presidente del Congreso español, el católico José Bono, se sorprendía estos días del silencio del Cardenal Rodríguez ante la crisis. Efectivamente seis días ha tardado el arzobispo de Tegucigalpa en salir del armario. Y lo ha hecho para avalar el golpe de estado en su esencia y en sus formas. Sus palabras no dejan lugar a la ambigüedad al afirmar que “las instituciones del Estado democrático están en vigencia y que sus ejecutorias en materia jurídico-legal han sido apegadas a derecho”. Sólo el modo en que se han producido estas declaraciones sería impropio en un estado de derecho, que obviamente hoy no tenemos.

Su comunicado fue retransmitido varias veces en cadena nacional, es decir, en un espacio pagado e impuesto por el Estado y al que todos los medios de comunicación, sin excepción, tienen la obligación de conectarse.

Las palabras del Cardenal han caído como un balde de agua fría sobre la población que se opone al golpe, aunque también ha espoleado los ánimos, alimentando una polarización sin precedentes en la historia reciente de Honduras. Ahora ya no caben dudas, el régimen de facto se enroca y no cabe esperar un giro de los acontecimientos en virtud del diálogo. El Cardenal no volverá nunca a ser el carismático personaje al que escuchaban con respeto 7 millones de hondureños, admirado en el mundo entero por su discurso político ponderado e impecablemente democrático. Quizás esa dudosa virtud tienen la crisis: desenmascarar a quienes ya no podrán seguir nadando entre dos aguas.

Tampoco Honduras volverá a ser la misma. Las manifestaciones en la calle que hoy se han producido han sido multitudinarias. Habría que remontarse al año 54, con la gran huelga bananera, para establecer un paralelo histórico. En Tegucigalpa, la afluencia a las manifestaciones no ha cesado de incrementarse desde el pasado martes. Algo similar se puede decir de San Pedro Sula, capital industrial del país, y de El Progreso. En esta última ciudad, cuna de Roberto Micheletti, se han escuchado las consignas más duras contra el presidente de facto, evidenciando la poca popularidad del que ha sido por 28 años diputado vitalicio del Congreso de la República, utilizando su cargo para crear en esta ciudad una red clientelista que hace de la democracia una quimera.

Jocksan Flores, joven pero experimentado locutor, dirige en Radio Progreso esta mañana un programa especial de gran calidad. Se invita a la calma, pero sin renunciar a los principios de libertad, democracia real y equidad social que caracterizan a esta emisora desde su fundación. Impresiona pensar en el excelente trabajo que su personal está realizando bajo una presión fuertísima, rodeados de intimidaciones e incomprensiones. Ellos saben que están en la lupa de los militares, pero en nada se les nota.

Jocksan ha escogido a Ghandi esta mañana como un personaje ejemplar: “Lo que se obtiene con violencia tiene que mantenerse con violencia”. Frases como éstas y otras similares son aportadas por los oyentes como un rosario de citas inspiradoras que contrastan con las groserías que se escuchan en otros escenarios. Sin ir más lejos, la banda sonora de los partidarios de Micheletti en su manifestación de ayer era una vieja canción hondureña de indudable mal gusto: “No hay otro pueblo más macho, que el pueblo catracho, del cual vengo yo”. Como lo oyen.

En horas de la noche, todos estamos esperando las noticias de CNN, que es en estos días nuestra ventana televisiva al mundo; la que nos permite romper en parte el cerco informativo en que nos encontramos. La OEA está reunida y nuestra expectación puesta en su resolución tras el informe de Insulza.

Pero la mayor expectación la genera, como es lógico, la anunciada llegada de Zelaya a Honduras prevista para mañana. En las actuales condiciones, los disturbios que este acontecimiento podría conllevar son sencillamente impredecibles. Todos coincidimos en un temor común. Honduras es hoy un polvorín, con un ejército perfectamente preparado para intervenir, con un asesor militar del gobierno adiestrado en los años más duros del militarismo anticomunista, con un presidente que pierde los papeles con una facilidad pasmosa, con una población que día a día crece en su enfado y que se siente manipulada al tiempo que inusitadamente fuerte… Si alguien arroja un fósforo a este polvorín, nadie sabe qué puede pasar. Lo que sabemos es que las listas negras de ciudadanos agitadores han empezado a circular por las postas de policía. Y nos tememos que si la violencia se desata no será nada fácil volver a contenerla. Existe temor en Honduras a estas horas.

Las posibilidades de que esta crisis tenga un final feliz, o al menos esperanzador, parecen alejarse en esta noche. Y uno se pregunta por enésima vez que estirpe de políticos es esta que consiente en exponer la vida de sus ciudadanos y ciudadanas con tal de no ceder sus privilegios privados, blindados desde hace 30 años, por no irnos más atrás. Porque son estos privilegios y no la democracia, los que han puesto en marcha esta opereta que causaría hilaridad si no comprometiera el futuro de millones de hondureños.

Crónica del 1° de julio de Alejandro Fernández, ex director de Radio Progreso de Honduras, emisora de los jesuitas. Agregué titulares, no existen en el texto original. Aborda el aislamiento económico que sufre el país y el ansia de ‘ex oficialismo’ de aprovechar el último año de gobierno.

Arrecia desde primeras horas de la mañana una campaña orquestada en los medios de comunicación donde se señala de corrupción a funcionarios del gobierno anterior y se anuncia su detención. Con inusitada celeridad, Tribunal Superior de Cuentas, Ministerio Público y Jueces están actuando contra algunos de los funcionarios que se lucraron ilegalmente junto a Zelaya.

Uno de ellos es Marcelo Chimirri, primer ministro de comunicaciones del gobierno Zelaya, quien hace 18 meses fue defenestrado en una operación en la que la policía allanó su propio domicilio. Así han sido algunos de los ministros estrella de Mel. Otro de sus colaboradores más cercanos, el titular de exteriores Milton Jiménez, fue suspendido de su cargo tras pelearse a golpes con un policía que quiso detenerlo por conducir por las calles de Tegucigalpa en estado de ebriedad. La imagen de Mel Zelaya en pijama, su aspecto de hombre civilizado víctima de la barbarie, que nos muestra estos días la tele, no debería hacernos olvidar los despropósitos de algunos en su equipo de gobierno.

Es más que probable que sean ciertas las acusaciones que se vierten hoy sobre sus funcionarios, y hasta se queden cortas, pero es el perverso revanchismo de los vencedores sobre los vencidos el que está operando y no la búsqueda del bien público. El Estado es en Honduras un botín que la plutocracia hondureña se resiste a compartir. Si de algo pecó Zelaya no fue de realizar un giro ideológico, como hoy se le acusa, sino de querer quedarse con todo el pastel, que habitualmente se reparten las grandes familias hondureñas el último año de gobierno a través de un sistema bipartidista que se las sabe todas. En este gobierno interino hay seguramente más corruptos por metro cuadrado que en ningún otro.

Empieza a preocupar a la ciudadanía que va a pasar con el “bloqueo”. El BM y el BID han cancelado los préstamos y la comunidad de cooperantes está también pensando en bloquear sus desembolsos. La reacción del gobierno es también la común en este tipo de situaciones: “resistiremos, porque más importante que pasar privaciones es defender nuestra idiosincrasia. Los de afuera no nos entienden. Tenemos que pagar este precio por librarnos del comunismo”. Parece que a este Micheletti, que no es de muchas letras, algún folleto le ha caído en las manos sobre las felonías militares de los años 70.

Siempre sorprendente el canciller Ortez, quien ha asegurado no estar preocupado por el bloqueo de las fronteras puesto que Honduras tiene salida por el mar y por el aire (¿?). Brillante.

El caso es que la crisis económica golpeó a Honduras duramente en los meses anteriores, afectando directamente a sus dos principales fuentes de divisas: las remesas y la inversión maquilera. Zelaya agravó la situación económica con medidas populistas y arbitrarias, desviando la atención de los verdaderos problemas nacionales sobre el polémico tema de la cuarta urna. Así que ahora, con un gobierno de facto, plagado de incompetentes, y las sanciones económicas de la comunidad internacional, la situación se puede volver catastrófica para miles de familias hondureñas. Ellas son las auténticas víctimas, una vez más, de una de las clases políticas más inmovilistas del continente.

Nos llega hoy un correo con las declaraciones de German Calix, director general de Caritas, desde Buenos Aires. Se defiende antes las acusaciones que algunos sectores hacen a la Iglesia de haber colaborado o transigido con el golpe. Dicha acusación hay que verla en el marco de la polarización que vive el país. La Iglesia ha defendido desde hace meses que Zelaya estaba bordeando la legalidad y no ha querido seguir su juego populista y poco serio, siendo de las pocas instituciones que lo han cuestionado constructivamente.

Nos consta la honestidad intelectual y la clara posición del Padre Cálix y de Caritas Nacional a favor de una democracia auténtica y sus ímprobos esfuerzos por contribuir a construirla. Es sin duda una de las pocas voces que desde hace años construye ciudadanía en Honduras. Otra cosa es que tras el golpe, muchos obispos no están sabiendo posicionarse sin ambigüedades en contra de los usurpadores de la legalidad. Entre ellos destaca el silencio del Cardenal Rodríguez, absolutamente inadmisible a estas alturas. Nadie duda que estamos en una situación difícil y que cualquier declaración tendrá un costo, pero la posición tiene que ser inequívoca. El apego al constitucionalismo democrático debería permitir al Cardenal compatibilizar una dura crítica al mandatario depuesto al tiempo que se niega el reconocimiento a un gobierno impuesto por la fuerza de las armas. Muchas personas en Honduras están poniendo en juego su integridad en estos días, apoyando la democracia, aun sin simpatizar con la política del presidente Zelaya. La Iglesia debería estar a su lado.

En horas de la tarde surge la peor noticia del día. El Congreso aprueba un decreto que consagra el Estado de Sitio, con la anuencia de cuatro de los cinco partidos políticos con representación parlamentaria. Se restringen los derechos constitucionales con que en las próximas horas, el ejército podrá entrar en el domicilio de alguien y detenerlo por más de 72 horas sin violentar la ley. La pregunta que todos nos hacemos cuando falta una hora para que comience el toque de queda es si será simplemente una operación para amedrentar a los “resistentes”, o será el punto de partida de una escalada represiva de insospechadas proporciones. Uno se inclina a pensar que más bien es lo primero, pero nadie lo sabe a ciencia cierta.

Hoy la manifestación en Tegucigalpa en contra del gobierno de facto agrupó a más de cinco mil personas, lo que en Honduras puede considerarse una multitud de manifestantes. La resistencia interna lejos de amilanarse está creciendo. Quizás Micheletti ha decidido dar otra vuelta de tuerca y afianzarse a lo interno, aun a costa de acrecentar su aislamiento. Al fin y al cabo ya hemos visto no es precisamente un estratega que calcule con precisión las consecuencias de sus actos. Consecuencias que por cierto caen y seguirán cayendo sobre un pueblo que merece mejor suerte.

Facsimilar de un texto del nicaraguense Sergio Ramírez sobre Honduras.

Facsimilar de un texto del nicaraguense Sergio Ramírez sobre Honduras.

Otra crónica de Alejandro Fernández desde la ciudad de origen de Roberto Micheletti, El Progreso; ésta es del 30 de junio. Fernández fue director de Fe y Alegría Honduras. Nota: Esta semana y las próximas son también críticas en el Perú, falta tiempo para producir información.

Esta mañana, en la ciudad de El Progreso, el ejército cambió su estrategia de no confrontación y cargó decididamente contra los manifestantes que, como ayer, ocupaban el Puente de la Amistad. Entre los directamente afectados por la represión policial, se encuentra Marcelino Martínez, un histórico líder progreseño de los derechos humanos y Angélica Benítez, compañera de Cesar Ham. También fue detenida Dunia Montoya, luchadora por los derechos laborales de las mujeres maquiladoras desde hace más de una década, y otro joven comunicador del grupo de COMUN. Parece que posteriormente fue dejada en libertad. No hay afortunadamente heridos graves.

La violencia se ha desatado, aunque aun con cierto control; ahora cabe esperar si el movimiento popular se replegará, se mantendrá en la resistencia pacífica o se iniciará una escalada de violencia. Por el momento, para mañana se convoca una nueva concentración de resistencia en Progreso y en Tegucigalpa está prevista la llegada de personas de diferentes puntos del país para protestar ante casa presidencial.

Mientras tanto, en Tegucigalpa, Micheletti dio un discurso frente a cientos de seguidores en el parque central. Apareció acompañado de un importante contingente de militares y no tuvo pena alguna en levantar su puño unido al del jefe de las Fuerzas Armadas. Produce indigestión escucharlo, lo que quizás es un síntoma más de que nos hallamos ante un golpista de raigambre, que entronca directamente con los cavernícolas, para usar un término utilizado hoy por Sergio Ramírez en un estupendo artículo en El País. Su escrito parece muy atinado y doblemente valioso, si pensamos que las amistades de Mel Zelaya no son las de intelectual nicaraguense. Conviene distinguir entre las acciones de un presidente que ha sido irresponsable y despótico, bordeando caprichosamente la legalidad vigente y manipulando las conciencias desde los privilegios del poder, y la institucionalidad que lo ampara haciendo inconcebible su secuestro, que hoy es el de todos nosotros, aun de aquellos de los que no caen en la cuenta de la gravedad del asunto. Esa sería a mi juicio la gran línea argumental de toda ofensiva de resistencia interna y de diplomacia externa.
Quizás lo anterior es hilar muy fino para una ciudadanía con muy poca “densidad democrática”, que dicen los expertos, pero ahí estriba el drama que vive Honduras. La cuestión no es si viene o no Mel, o si un golpe de barracas da un vuelco inesperado a la situación. La cuestión es que la derecha oligárquica, a la que Mel y Micheletti pertenecen, no ha permitido que se desarrolle la democracia en tres décadas y han terminado por darle el golpe de gracia el pasado domingo.
La acometida entreguista de los medios de comunicación a favor de los golpistas es uno de los rostros más vergonzosos y preocupantes en la actual situación. Renato Alvarez, otrora periodista independiente y prestigiado, sacó hoy en su Frente a Frente, el equivalente a los desayunos de Pepa Bueno, a varios grupos de sociedad civil que no dudan en calificar a los que resisten en la calle como provocadores y que argumentan que habrá que resistir en casita, si es necesario, contra la presión exterior que desconoce “nuestra forma de vivir y nuestro amor por la paz y la democracia”. ¿Les suena de algo? Son argumentos demasiados parecidos a los que usaban gobiernos de facto durante todo el siglo XX, como para no sentir temor. Prácticamente no existen medios que estén informando críticamente el día de hoy. Solamente Radio Progreso, que vuelve a emitir y que lanza su señal a América Latina a través de ALER, aunque a ratos se pierde su sintonía.
Produce lástima y frustración la pobre lectura política que personajes de reconocido prestigio en el país, como Ramón Custodio, el Comisionado Nacional de Derechos Humanos están haciendo. Da miedo pensar que él es el Ombudsman de la nación. ¿Qué pasará si la represión se recrudece? Calificar el secuestro del presidente como el acatamiento de una orden judicial dentro de la legalidad, produce vergüenza ajena y conduce a reflexionar sobre el escaso desarrollo democrático de esta nación tras casi 30 años de democracia formal. ¿Cómo Ramón Custodio, defensor de los derechos humanos durante los años 80 es capaz de amparar semejante aberración jurídica? Son cuestiones que lo dejan a uno sin respuestas racionales.

En el futuro habrá que repensar todo lo invertido por la cooperación internacional en el fortalecimiento de las instituciones democráticas y ciudadanía. ¿Nos hemos equivocado en el enfoque? ¿Hemos apostado poco o hemos apostado mal? Me temo que sin un contrato pedagógico de más largo alcance, que implique a la enseñanza pública y sus docentes, las ONG locales o extranjeras poco podrán aportar para fomentar la ciudadanía activa en Honduras.
Vienen reportes del interior del país que hablan de represión creciente. De un alcalde depuesto ilegalmente y un periodista encarcelado en Colón. También se han cargado al alcalde de San Pedro Sula. ¿Qué tipo de legalidad democrática es esta? Y lo más grave, se habla de jóvenes reclutados para el ejercito en el área rural. Esto sería extremadamente grave y podría confirmarnos que esta gente está dispuesta a retroceder más allá de lo imaginable. Viendo a Micheletti por TV, hablando como un caudillo decimonónico, cabe pensar que para allá vamos. Su gobierno niega estos reclutamientos, pero a estas alturas la palabra de estos sinvergüenzas no tiene ningún crédito.

¿Pero quien es Roberto Micheletti? ¿Quién es este gris personaje político hondureño que este domingo salió inesperadamente del anonimato para competir con Michael Jackson por las primeras portadas de los telediarios de todo el mundo? Su más que dudoso mérito consiste en haberse convertido en presidente interino, tras el primer golpe militar sucedido en este pequeño país en 37 años.

Procedente de una familia inmigrante de estirpe italiana que a principios del siglo pasado se estableció en El Progreso, corazón del enclave bananero, Don Roberto, como se le conoce en la ciudad, es el prototipo del caudillo que fragua su capital político en largos años de clientelismo político, y su capital económico en el monopolio de los buses que comunican esta población con la capital industrial del país, San Pedro Sula. Las malas lenguas relacionan además su fortuna personal con la expropiación ilegal de tierras que sucedió a la expulsión de los salvadoreños tras la tristemente célebre guerra del fútbol, en 1969.

En las elecciones internas del pasado mes de noviembre partía como favorito para hacerse con la candidatura del partido liberal. Cosechó un fracaso estrepitoso y se negó a reconocer al vencedor hasta que, en una negociación vergonzante, aquel le permitió meter a sus derrotados candidatos a diputados de nuevo en la contienda, a pesar de haber perdido en las urnas. Que este hombre nos grité hoy a la cara ¡democracia! como un iluminado, produce escalofríos. Dicen que su mujer tenía ya contratadas a unas estilistas de Miami para que vinieran a peinarla cuando fuera presidenta. No sé si lo cumplirá, pero ella ya no podrá ir a alisarse el pelo al país del norte.
Esta tarde la embajada de USA anunciaba la cancelación de sus pasaportes sine die. La Embajada también ha cancelado la celebración del 4 de julio como repudio a los golpistas. Los USA están desconocidos. Ya lo dijo el canciller golpista ayer: desde que está este “negrito”, Estados Unidos ya no es el defensor de los derechos humanos que era. También tuvo sus palabras para los nuestros: Zapatero a tus zapatos, le dijo. Este es el genio que Micheletti ha puesto para acometer una ofensiva diplomática. Es un consuelo recibir estas noticias de la embajada gringa a dos horas de que inicie el toque de queda. Hoy nos dan dos horas más, parece que nos hemos portado bien: de 10 de la noche a 5 de la mañana.
Hace poco más de un año, en medio de la protesta y encomiable huelga de los fiscales jóvenes contra la corrupción, que Micheletti manejó con extraordinaria soberbia y desprecio hacia la legalidad, un periodista le asestó de repente ¿es cierto que es usted un animal político? Micheletti, que no ha leído mucho en su vida, y menos a Aristóteles, creyó que estaba siendo insultado y respondió tajante: «Usted es un animal periodista». Este es el hombre que está liderando este despropósito. Sobre su lomo, aún sin quererlo, vamos siete millones de hondureños, y algunos allegados, a la deriva.

La siguiente crónica es de Alejandro Fernández, ex director de Radio Progreso (2001-2002) y de Fe y Alegría en Honduras. Él se encuentra ahora en El Progreso, ciudad importante en el departamento de Yoro, uno de los 18 de ese país. Gracias a Pablo Espinoza por compartir el texto.

La primera impresión que tuve al llegar a Honduras la mañana del lunes 29 es la de entrar en un país que vivía con serenidad un cambio de régimen irrelevante para la ciudadanía. Luego, los acontecimientos de todo el día se ha ido encargando de devolverme panoramas mucho más sombríos y complejos. Para entrar a El Progreso, ciudad en la que permanezco, hay que traspasar el Puente de la Amistad que hoy ha permanecido cerrado al tráfico todo el día: desde las 9 de la mañana a las 6 de la tarde. Mañana la gente está convocada de nuevo para las siete a la resistencia pacífica.
Llegué al país con el rumor terrible del asesinato de Cesar Ham, líder de la formación izquierdista Unificación Democrática. Inmediatamente, en el puente, que tuve que pasar caminando, me confirmaron que no era cierto. Una buena noticia. Al margen de valor político cada vez más incierto de Ham, su hipotética muerte significaba la brutalidad del nuevo régimen y una perspectiva de hostilidades abiertas entre detractores y defensores del golpe.

El cerco informativo es claro y muy eficaz, y contribuye notablemente a la aparente normalidad. Se habla de los nuevos ministros con naturalidad pasmosa e inmediatamente se pasa a otras informaciones. Salvo CNN, los hondureños tienen en este momento pocas fuentes de información. Cuando escribo estas líneas, Radio Progreso, la prestigiosa emisora de los jesuitas ha dejado de emitir y no sé si es un problema técnico o han vuelto a entrar los militares, como hicieron ayer. A lo largo de la tarde (son ahora las ocho de la noche del día 29) van sumándose las noticias, llegadas a cuentagotas, y más por internet o por el teléfono, que revelan una cierta escalada represiva. Contenida, eso sí, pero aparentemente dispuesta a no ceder un ápice.

Los manifestantes que resguardaban el palacio presidencial fueron desalojados por la fuerza. Parece que hay un muerto y una treintena de heridos. Una periodista de Telesur fue secuestrada por los militares y no se sabe dónde se la han llevado.

En el Frente a Frente de esta mañana, programa de máxima audiencia nacional, el invitado como analista fue Billy Joya, el ex comandante del 3.16, batallón tristemente célebre en los años 80 y responsable de ejecuciones extrajudiciales bajo la doctrina de seguridad nacional. ¿Qué significa eso? Aún es prematuro decirlo, pero tenemos un nuevo gobierno que no tiene complejos en su defensa a ultranza de las posiciones más conservadoras. Enrique Ortez, el nuevo canciller, hombre sagaz y curtido en mil batallas da, en cambio, en CNN una impresión patética. Sin argumentos ante las preguntas de la periodista, aparece como un déspota apertrechado tras sus convicciones golpistas. Me sorprende. ¿Será un gobierno tan débil que caerá por su propio peso en unos días ante la presión internacional? ¿O estará hecho para durar y para llevarse por delante a quien ose oponérsele? Es la duda más seria que a uno le asalta a día de hoy. ¿Estara Micheletti tras su minuto de gloria revanchista y efímera, después de haber perdido todo su caudal político en las últimas primarias? ¿O estamos ante un cambio de rumbo sustancial que nos sumergerá en una etapa en la que las garantías constitucionales experimentaran un retroceso de varias décadas? Seguramente todo depende de la actitud de unos y otros en los próximos días. Incluso en el exterior. El aislamiento de la comunidad internacional puede ser un punto decisivo, pero una presión excesivamente personalista de Chavez, teñida de amenazas, más parece que encastillará a los golpistas hasta volver a resucitar, como ya han hecho, los fantasmas de la amenaza comunista. Este gobierno recoge lo más rancio del bipartidismo tradicional en la expectativa de que el pueblo hondureño es el de siempre. ¿Lo es? No lo parece, hay señales durante todo el día de hoy que muestran una gran dignidad y capacidad de resistencia, pero es cierto que las divisiones son profundas.

Hay como tres grandes grupos dentro de la sociedad civil. Los que se han creído todo ese asunto de que Zelaya derivaba hacia el autoritarismo y el socialismo del siglo XXI y se siente aliviados por ver cómo se alejan en el horizonte los Castro y los Ortega; ellos están con el golpe aun sin ser necesariamente gente malintencionada políticamente. Un segundo grupo son lo que creen que con Zelaya se va una especie de Che Guevara con sobrero vaquero que redimiría a las clases populares; son los más activos, sin duda, y los más implicado en estas primera horas; también pueden ser peligrosos si pierden la perspectiva de lo que se está jugando, que es mucho más que la defensa de la confusión ideológica de un gobierno que perdió el rumbo, o que nunca lo tuvo. Está un tercer grupo, seguramente minoritario: los que creen que Zelaya ha sido un mal gobernante pero no tienen dudas de que era el gobernante legítimo y que Micheletti es una calamidad muy superior, tanto por su persona, como por lo que representa, como por la forma brutal en que ha llegado a donde está. Dentro de unos minutos comienza el toque de queda. Va de nueve de la noche a seis de la mañana. No se sabe muy bien para qué, pero intimida. Quizás es simplemente eso. Han salido rumores de que algunos batallones se han rebelado a los golpistas y muestran su lealtad a la institucionalidad que representaba Zelaya. Mañana lo veremos. También nos llega por la tele que Zelaya asevera que vendrá el jueves. El nuevo canciller trata de hacer un chiste con ese regreso pero se ve que es una eventualidad que no tenían prevista. Habrá que esperar a mañana. Hoy no hay forma de tener más noticias, salvo la de los medios de comunicación hondureños que guardan un silencio vergonzante. Da la impresión de que vivimos momentos decisivos. Este va a ser un parto difícil pero si se derroca este gobierno ilegítimo, la democracia puede volver a ser una esperanza para el pueblo hondureño. Si esto se queda así, las perspectivas son poco halagueñas. Como mínimo muchos años más de estéril bipartidismo y una cultura política anclada en el siglo XIX.
La primera impresión que tuve al llegar a Honduras la mañana del lunes 29 es la de entrar en un país que vivía con serenidad un cambio de régimen irrelevante para la ciudadanía. Luego, los acontecimientos de todo el día se ha ido encargando de devolverme panoramas mucho más sombríos y complejos. Para entrar a El Progreso, ciudad en la que permanezco, hay que traspasar el Puente de la Amistad que hoy ha permanecido cerrado al tráfico todo el día: desde las 9 de la mañana a las 6 de la tarde. Mañana la gente está convocada de nuevo para las siete a la resistencia pacífica.
Llegué al país con el rumor terrible del asesinato de Cesar Ham, líder de la formación izquierdista Unificación Democrática. Inmediatamente, en el puente, que tuve que pasar caminando, me confirmaron que no era cierto. Una buena noticia. Al margen de valor político cada vez más incierto de Ham, su hipotética muerte significaba la brutalidad del nuevo régimen y una perspectiva de hostilidades abiertas entre detractores y defensores del golpe.
El cerco informativo es claro y muy eficaz, y contribuye notablemente a la aparente normalidad. Se habla de los nuevos ministros con naturalidad pasmosa e inmediatamente se pasa a otras informaciones. Salvo CNN, los hondureños tienen en este momento pocas fuentes de información. Cuando escribo estas líneas, Radio Progreso, la prestigiosa emisora de los jesuitas ha dejado de emitir y no sé si es un problema técnico o han vuelto a entrar los militares, como hicieron ayer. A lo largo de la tarde (son ahora las ocho de la noche del día 29) van sumándose las noticias, llegadas a cuentagotas, y más por internet o por el teléfono, que revelan una cierta escalada represiva. Contenida, eso sí, pero aparentemente dispuesta a no ceder un ápice.
Los manifestantes que resguardaban el palacio presidencial fueron desalojados por la fuerza. Parece que hay un muerto y una treintena de heridos. Una periodista de Telesur fue secuestrada por los militares y no se sabe donde se la han llevado.
En el Frente a Frente de esta mañana, programa de máxima audiencia nacional, el invitado como analista fue Billy Joya, el ex comandante del 3.16, batallón tristemente célebre en los años 80 y responsable de ejecuciones extrajudiciales bajo la doctrina de seguridad nacional. ¿Qué significa eso? Aún es prematuro decirlo, pero tenemos un nuevo gobierno que no tiene complejos en su defensa a ultranza de las posiciones más conservadoras. Enrique Ortez, el nuevo canciller, hombre sagaz y curtido en mil batallas da, en cambio, en CNN una impresión patética. Sin argumentos ante las preguntas de la periodista, aparece como un déspota apertrechado tras sus convicciones golpistas. Me sorprende. ¿Será un gobierno tan débil que caerá por su propio peso en unos días ante la presión internacional? ¿O estará hecho para durar y para llevarse por delante a quien ose oponérsele? Es la duda más seria que a uno le asalta a día de hoy. ¿Estara Micheletti tras su minuto de gloria revanchista y efímera, después de haber perdido todo su caudal político en las últimas primarias? ¿O estamos ante un cambio de rumbo sustancial que nos sumergerá en una etapa en la que las garantías constitucionales experimentaran un retroceso de varias décadas? Seguramente todo depende de la actitud de unos y otros en los próximos días. Incluso en el exterior. El aislamiento de la comunidad internacional puede ser un punto decisivo, pero una presión excesivamente personalista de Chavez, teñida de amenazas, más parece que encastillará a los golpistas hasta volver a resucitar, como ya han hecho, los fantasmas de la amenaza comunista. Este gobierno recoge lo más rancio del bipartidismo tradicional en la expectativa de que el pueblo hondureño es el de siempre. ¿Lo es? No lo parece, hay señales durante todo el día de hoy que muestran una gran dignidad y capacidad de resistencia, pero es cierto que las divisiones son profundas.
Hay como tres grandes grupos dentro de la sociedad civil. Los que se han creído todo ese asunto de que Zelaya derivaba hacia el autoritarismo y el socialismo del siglo XXI y se siente aliviados por ver cómo se alejan en el horizonte los Castro y los Ortega; ellos están con el golpe aun sin ser necesariamente gente malintencionada políticamente. Un segundo grupo son lo que creen que con Zelaya se va una especie de Che Guevara con sobrero vaquero que redimiría a las clases populares; son los más activos, sin duda, y los más implicado en estas primera horas; también pueden ser peligrosos si pierden la perspectiva de lo que se está jugando, que es mucho más que la defensa de la confusión ideológica de un gobierno que perdió el rumbo, o que nunca lo tuvo. Está un tercer grupo, seguramente minoritario: los que creen que Zelaya ha sido un mal gobernante pero no tienen dudas de que era el gobernante legítimo y que Micheletti es una calamidad muy superior, tanto por su persona, como por lo que representa, como por la forma brutal en que ha llegado a donde está. Dentro de unos minutos comienza el toque de queda. Va de nueve de la noche a seis de la mañana. No se sabe muy bien para qué, pero intimida. Quizás es simplemente eso. Han salido rumores de que algunos batallones se han rebelado a los golpistas y muestran su lealtad a la institucionalidad que representaba Zelaya. Mañana lo veremos. También nos llega por la tele que Zelaya asevera que vendrá el jueves. El nuevo canciller trata de hacer un chiste con ese regreso pero se ve que es una eventualidad que no tenían prevista. Habrá que esperar a mañana. Hoy no hay forma de tener más noticias, salvo la de los medios de comunicación hondureños que guardan un silencio vergonzante. Da la impresión de que vivimos momentos decisivos. Este va a ser un parto difícil pero si se derroca este gobierno ilegítimo, la democracia puede volver a ser una esperanza para el pueblo hondureño. Si esto se queda así, las perspectivas son poco halagueñas. Como mínimo muchos años más de estéril bipartidismo y una cultura política anclada en el siglo XIX.

Algunos recuerdos míos de Sarajevo.

Algunos recuerdos de Sarajevo.

Bill Carter dirigió el documental ‘Miss Sarajevo’ que se popularizó debido a la canción del mismo nombre de U2. En abril, el estadounidense fue nombrado ciudadano honorario de Sarajevo debido a la ayuda humanitaria que brindó en 1993 al conectar vía satélite a la ciudad -aislada sin teléfono ni electricidad- para que denunciara la masacre que sufrían por parte de los serbios. Carter contactó con Bono y pudo transmitir a Sarajevo un concierto de U2 y, a la vez, permitir que se conociera el sufrimiento los bosnios.

En uno de los momentos más impactantes del video de la canción ‘Miss Sarajevo’, las jóvenes concursantes muestran una gran pancarta que dice ‘Don’t let them kill us’ (No dejen que nos maten). Entre 1992 y 1993 el pueblo bosnio sufrió 140 mil muertos (más del doble que en el conflicto armado interno peruano) y 38 mil mujeres violadas. De los asesinatos, más de 9 mil ocurieron en la capital bosnia, según cifras oficiales que cita Juan Goytisolo en su libro ‘Cuaderno de Sarajevo. Anotaciones de un viaje a la barbarie’.
Contacté con Bill Carter debido a la noticia del homenaje que recibió en abril.
A continuación, el intercambio de preguntas y respuestas.

JF: ¿Cuál fue su impresión sobre Sarajevo la última vez que la visitó, comparada con la que conoció en la década de los 90?
BC: Hoy Sarajevo es una ciudad detenida en un túnel del tiempo político. Hay muchas personas que quieren que la ciudad, el cantón y el país avancen, progresen, pero debido a cómo se planteó el acuerdo de Paz de Dayton es casi imposible avanzar sin trampas (dificultades) en el camino. Pese a ello, la ciudad está tratando. Hay nuevos movimientos políticos que parecen dirigirse a una nueva perspectiva. Por supuesto, los empleos y la economía van lento y siempre son una gran preocupación La mayoría de sarajevitas urbanos tienen el deseo de salir adelante, pero -como mencioné- es una tarea larga. Dicho esto, tengo esperanza. Obviamente hay personas resilientes, llenas de humor y determinación.
¿Encontró amigos o a las personas que conoció antes? ¿Comentan sobre la salud mental de la población o sobre estrés postraumático?
Vi a casi todos mis amigos en este último viaje. Hubo cenas, bebida y muchas reuniones sociales para ponernos al día. He regresado varias veces desde la guerra y ver a mis amigos del tiempo de la guerra es siempre mi prioridad cuando voy. Nadie habla en realidad sobre salud mental o sobre estrés postraumático, pero no significa que no haya prevalencia. La hay. Creo que el estrés postraumático y el nivel de depresión es el elefante en la habitación del cual nadie habla. Las personas tienen tantas ganas de conversar del corto plazo que pocos se refieren a la salud de largo plazo de la ciudad. Hay daño aquí. Y para alguien como yo, lo veo, lo siento, lo sé. Verás: hay un protovolo tácito en Sarajevo. Cuando uno se sienta con sarajevitas que estuvieron en la guerra, ellos saben si uno estuvo o no. Ellos simplemente lo saben. Y si no estuviste, no hablan realmente sobre la guerra, o si lo hacen es de una manera reservada. Pero cuando voy, me siento a cenar en una mesa con ocho amigos y la conversación se extiende hasta las 2 am. sobre la guerra, la política, el futuro. Allí es cuando ves el espíritu esperanzador del salir adelante y, a la vez, el daño mental que se ha infligido a esta ciudad.
¿Lo sorprendió que lo contactaran después de tantos años para este homenaje? ¿Cómo se sintió durante la ceremonia? ¿Cuán especial es este reconocimiento?
Fue una ceremonia muy especial. Nada de lo que hice en Bosnia fue hecho para lograr este reconocimiento de ciudadano honorario. Lo hice porque por muchos motivos sentí que no tenía alternativa. Que me contactaran y me dijeran de este premio prestigioso fue una sorpresa y un honor. Nunca lo pensé en estos años. Estaba ocupado con mi vida y siempre contento de ver a mis amigos cuando iba a Sarajevo. Que me situaran en una dimensión nacional fue impresionante. Acerca de cuán especial es este premio, dije durante mi intervención que probablemente marque un hito, aparte de haber sido padre, es la cosa más importante que haya hecho en mi vida. Entonces, ser reconocido por esto, por personas que fácilmente no dan crédito a los foráneos durante esta guerra, me toca en lo más profundo emocionalmente.
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Sarajevo en el 2004 era una bellísima ciudad que aún tenía agujeros en el 70% de las paredes y con letreros de reconstrucción cada cierto trecho. Las miradas de sospecha a los extranjeros que no habíamos estado en la guerra eran fuertes, había mucha molestia con los foráneos que se beneficiaban con los contratos de reconstrucción, casi como en cualquier guerra. Me he preguntado esta semana por qué mi necesidad de escribir sobre esta ciudad en la que estuve sólo tres días y entendí recién que ese pueblo sufrió y murió como el nuestro. Allí las personas aún tenían una carga de lo ocurrido en los años de la violencia -como indica Carter aún ahora-. Aquí todavía pasa lo mismo, en algunos lugares del Perú más que en otros.

La nota de prensa oficial del homenaje
(Alude a cómo Carter llegó a Bosnia cuando la ONU, el CICR u otras organizaciones decidieron no ir a dicha zona y llevó ayuda humanitaria. Destaca que ha dado unas 50 conferencias en universidades como Harvard y NYU contando lo vivido en los años en que Sarajevo estuvo sitiada)
Reseña de la trayectoria del escritor y documentalista Bil Carter

Para quien prefiere la versión original en inglés:
Which were your impressions about the Sarajevo you visited last April compared to the one you knew in the nineties?
Today Sarajevo is a city caught in a political time warp. There are many people who want the city, kanton and country
to move forward, but because of how the Dayton Peace agreement was set up it is almost impossible to fully move forward without numerous pitfalls along the way. However, I think the city is trying. There are new political movements that seem to be speaking to a new mindset. Of course jobs and the economy are slow and always a large concern. Most urban sarajevians have a desire to move on, but as I said that is a large undertaking. That said, I have hope. Obviously they are a resilient people, full of humor and determination.

Did you encounter your friends or the people you met in the past? If so, what do they say about the population and the post traumatic stress or about mental health?
I saw almost all my friends this last trip. There were dinners, drinks and many social occasions to catch up. I have returned several times since the war and seeing my wartime friends is always my priority when I arrive. As for PST and mental health, no one really speaks about it, but that does not mean it is not prevalent. It is. I find the PST and level of depression is the elephant in the room no one talks about. People are so eager to speak of the short term that very few people are speaking of the long term health of the city. There is damage here. And for someone like me I see it, feel it, know it. You see, there is an unspoken protocol in Sarajevo. When sitting with locals who were in the war, they know whether you were there or not. They just know. And if you were not they really don’t speak of the war, or if they do they speak about it in a reserved fashion. But when I go I sit at a dinner table with 8 friends and the conversation goes until 2 a.m. about the war, politics, the future, etc. And this is where you see both the hopeful spirit of moving forward, and at the same time the mental damage that has been inflicted upon this city.

I have read a news release about the distinction you recently received. Were you surprised when they contacted you after so many years? How did you feel during the ceremony? How special is this award for you?
The ceremony was very special for me. Nothing I did in Bosnia was done to get this award of honorary citizen. I did it because in man y ways I felt I had no choice. That they contacted me and told me of this prestigious award, well I was shocked and honored. I never thought about it over the years. I was busy with life and always happy just to see my friends when I went to sarajevo. To be placed on a more national stage was a shock. As for how special is this award. I stated in the speech it probably marks a span of time that, other than having a child, is the most important thing I ever did in this life. So to be recognized for this, by a people that don’t easily give credit to outsiders during this war, it hits me at the deepest emotional core.

Según el enviado del diario El Mundo, Alberto Arce, soldados israelíes han atacado y destruido al menos tres instalaciones de ayuda humanitaria en Gaza, entre ellas el edificio de la Media Luna Roja (la Cruz Roja para países de origen musulmán) y el almacén de alimentos de Naciones Unidas. Arce acaba de declarar para RPP Noticias.
Más información en
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/01/15/internacional/1232014470.htm
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