Intenté ilustrar mi recuerdo de los mineros de Cata Acarí.
No suelo escribir opinión pura en este blog, pero lo haré excepcionalmente. A fines de los años 80 e inicios de los 90 empezó a ser común que subieran personas a los micros y buses para pedir un apoyo. Podían ser niños, mujeres u hombres adultos. Quizá entre las historias más masivas y conmovedoras de este tipo estaban los trabajadores despedidos de la mina Cata Acarí, en Arequipa, quienes pedían colaboraciones para la olla común que tenían en Lima, alojados por un tiempo en alguna parte de la facultad de Medicina de San Fernando. Eran hombres que nada más tenían mirada de trabajo y mucho pesar a la vez. Eran años muy complicados.
Ahora, luego de varias semanas en rutas de transporte que no solía usar, veo que los vehículos siguen siendo un espacio frecuente de ‘redistribución de ingresos’. Supuestamente, el Estado debe redistribuir, mediante programas sociales o mediante la creación de trabajo hoy denominado ‘decente’ -en oposición al trabajo de sobrevivencia-, pero los usuarios del transporte siguen aportando parte de sus recursos a equilibrar o solventar los gastos de una gran cantidad de peruanos que suben diariamente a combis y buses.
No voy a describir aquí la variedad de motivos y presentaciones con las que las personas, jóvenes y adultos, piden un apoyo al subir a un vehículo. Lo que me interesa decir es que si vivimos en un país con crecimiento durante tantos años, los inadecuadamente empleados o quienes tienen ingresos por debajo de la línea de pobreza no están solo fuera de Lima. Han pasado 20 años de las escenas de los mineros de Cata Acarí y de las mujeres migrantes o desplazadas por la violencia que vendían frunas y se mantienen situaciones similares, aunque en un contexto macroeconómico que indicaría lo contrario: que todos tienen un lugar en la economía. Pues no lo tienen, o el que tienen es de subordinación y escasez. INEI entregó un informe recientemente sobre mercado laboral y daba cifras a este respecto. Una de las caras de esos datos es la aún persistente costumbre de la búsqueda de caridad en el transporte, como en los peores tiempos de la crisis económica.
El presidente Alan García inauguró la base de una escultura semejante al Cristo de Corcovado que, por su iniciativa, colocará en el Morro Solar de Lima. Dijo que aportó 100 mil soles y el resto otros generosos empresarios brasileños. Una resolución ministerial de abril acepta la donación de la ‘Asociación Odebrecht para el desarrollo sostenible’ avaluada en más de 830 mil dólares. Odebrecht es parte del Consorcio Conirsa que ha construido la carretera Transoceánica Sur en los últimos años, le adjudicaron el proyecto Olmos -tan cuestionado en su momento y no investigado- y actualmente también está a cargo de la obra del Tren Eléctrico.
La obra no fue consultada con la Municipalidad Metropolitana de Lima y el ministro de cultura ha explicado la cuestión alegando que el presidente «quería dar una sorpresa».
La sorpresa es que Odebrecht quiera regalarle al presidente más de 800 mil dólares hechos cemento en una imitación burda del Corcovado.
Deléitense con la resolución ministerial de abril de este año que se va, rápidamente. Tan rápido que quedará mucho por investigar del Gobierno de Alan García. Una pregunta obligada es si de manera tan libre el presidente puede colocar una masa sobre un espacio que tenía condición de intangible y si la Municipalidad Metropolitana de Lima debía ser consultada sobre ello.
Escultura de Marcelo Wong en un parque más inclusivo de Miraflores, en el malecón. Vich alude a las vacas 'decorativas' en el distrito.
En Miraflores una gran cantidad de establecimientos exhibe un cartel con la ordenanza contra la discriminación, sin embargo, el investigador Víctor Vich -residente en dicho distrito- comparte hoy su experiencia de haber sido desalojado del Parque Central en año nuevo. ¿Recuerdan el caso de ‘Los Malditos de Larcomar’, el cambio de ruta por la calle Enrique Palacios? Sigue la racha de desaciertos del alcalde Manuel Masías.
A continuación el texto del profesor Vich.
Año nuevo en Miraflores
Con mi familia decidimos pasar el año nuevo en el parque de Miraflores. Eramos varios, andábamos con niños pequeños y no se nos ocurrió mejor idea que ir al parque, luego de cenar, para ver el ritmo de las calles y recibir aquello que venía bajo el viento libre de la noche. No fue así. De manera increíble, al llegar al parque observamos que los serenos de la Municipalidad comenzaban a botar a todos los presentes y a cerrarlo autoritariamente. Ante nuestro desconcierto, preguntamos qué pasaba y nos indicaron que se trataba de una indicación del alcalde. Por supuesto, protestamos firmemente pero nada pudimos hacer.
Si cerrar un parque público es ya un acto cuestionable, hacerlo la noche de año nuevo debe resultar absolutamente incomprensible para cualquier autoridad pública en cualquier ciudad del mundo. De hecho, en casi todas las ciudades de este planeta, la gente recibe el año nuevo en las plazas y, en especial, en la plaza central. Nosotros, por ejemplo, recibimos el 2009 en la plaza de armas de Arequipa y ahí, en las bancas, conocimos a una familia de tacneños con quienes nos hicimos muy amigos y terminamos luego, todos juntos, bailando en una discoteca.
El argumento quizá podría haber sido el siguiente: “los ricos van a fiestas y andan siempre en sus clubes, mientras los pobres están en la calle y reciben el año nuevo en los espacios público; en Miraflores nos queremos a los pobres, entonces hay que cerrar el parque”. Pero más allá de si aquel razonamiento es cierto o no, desgraciadamente, en Miraflores estamos condenados a la gestión de alcaldes conservadores (y algunos muy corruptos y casi todos del PPC) que no tienen idea de la importancia de los espacios públicos ni de cómo debe enfocarse la gestión municipal de un distrito. Más allá del desorden actual en la construcción de edificios (y de la ausencia de una política de “patrimonio” de ciertas casas) no parece haber ninguna voluntad que posicione al alcalde en una relación horizontal con los ciudadanos de su distrito.
Esa noche, la noche de año nuevo, noté que el parque estaba lleno de personas mayores, ancianos o jubilados, que no tenían ganas de ir a ninguna fiesta y que habían optado por recibir el año, como nosotros, en el parque. Los serenos, siguiendo órdenes de arriba, nos botaron sin compasión ante nuestra indignación ciudadana.
¿Cuál es la idea que los alcaldes tienen del espacio público en sus distritos? ¿Lo entienden como un simple lugar “decorativo” (lleno de arbolitos de navidad y ahora de coloridas “vacas”) o lo fomentan, más bien como estratégicos espacios de encuentro y de interacción ciudadana. Con lucidez, el gran historiador Raúl Porras Barrenechea decía siempre que a Lima “la destruyeron los terremotos y los alcaldes progresistas”.
Víctor Vich
DNI 09389668
Premiados por la CNDH en víspera del día de los ddhh.
El fiscal supremo adjunto Avelino Guillén, defensor del Estado en los juicios contra el ex presidente Fujimori, dijo recibir el premio nacional de derechos humanos 2009 a nombre de su institución y de «un equipo de fiscales que quiere demostrar que puede trabajar con limpieza y honestidad».
Guillén fue uno de los cuatro galardonados: la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos /CNDH) distinguió además al legendario reportero gráfico de Caretas Oscar Medrano, al caricaturista Carlos Tovar -más conocido como Carlín- y al antropólogo Carlos Ivan Degregori, por su trayectoria y contribución al movimiento de ddhh en el país.
El auditorio del Colegio Médico del Perú -con capacidad para mil personas- no alcanzó para todas las personas que asistieron. Entre el público fueron notorios monseñor Luis Bambarén; el ex presidente de la CVR, Salomón Lerner; y Pilar Coll, quien fuera la primera secretaria ejecutiva de la CNDH.
Cuanto tocó el turno de Carlín, agradeció -entre otros- a sus «colaboradores»: que son más de cien, entre políticos y congresistas, quienes le permiten dibujar lo que dibuja…
Hoy 10 de diciembre se celebra el día de los derechos humanos, por lo tanto va a continuación un fragmento del video con declaraciones del fiscal Guillén y de la cantante huantina Magaly Solier, quien habló en quechua y castellano sobre la esperanza para obtener justicia en el Perú.
Pone la radio 'La Inolvidable' si uno no le sigue conversación.
En octubre 2008 un taxista que abordé en Miraflores me contó una historia triste y convincente: su hijo se había accidentado montando bici y estaba a punto de perder la vista. Lo iban a operar ese día sólo si podía retirar de la aduana unos lentes intraoculares que llegaban de Colombia. Hoy, lo encontré de nuevo -station wagon blanca, TGQ630- y contó el mismo cuento, sólo que esta vez era un embaucador sin salud mental.
Hoy fueron 40 minutos de miedo, no como el año pasado que lloré con lo contaba: le di unos kleenex porque él también lloraba. Aquella vez le pagué quince veces más de lo que debía ser la carrera porque si no llegaba con equis cantidad a mediodía a la aduana, su hijo perdería la vista.
«Acá en Lima la gente es muy mala. Yo vine de Casagrande con mi esposa, vivimos en Puente Piedra, cerca de unas chacras. Un día que hice un servicio del aeropuerto a Ventanilla me robaron el carro unos tipos vestidos con terno, por eso ahora tengo que alquilar carro», relató el año pasado.
El año pasado, la operación iba a ser en el Hospital Mogrovejo de Barrios Altos, un día de semana al inicio de la tarde. Por un tiempo estuve tentada de ir a averiguar si efectivamente habían operado a ese niño que se había accidentado cuando se tropezó en medio de las chacras, ‘haciendo carrera con un amiguito’. No fui.
Esta vez su auto se quedó sin poder avanzar en el Circuito de Playas, donde seguía repitiendo la historia. Agradecía que el servicio fuera en dirección al Callao para luego ir a la aduana. Se quejaba de otra mujer que más temprano no le ayudó a cortar camino en República de Panamá donde el tráfico era tan malo -decía- como en ese momento. «Acá es donde uno gasta más combustible. Esto no es obra de Dios. ¿Por qué tanto sufrimiento?», preguntaba mientras miraba maniáticamente la hora cada dos minutos y arreglaba el protector de tela sobre el tablero del auto.
Como la hora avanzaba y los camiones cargados de desmonte no dejaban avanzar, renegó. «Ya me fregué. ¿Me va a reconocer un sol más por la demora?», preguntó. Estuve a punto de bajarme luego de decirle que me debía dinero por la mentira del año pasado, que era un estafador, pero simplemente le dije que no. Respondió de mala manera. Luego le gritó a un conductor que pasaba por su lado: «¡Imbécil, cuida tu línea!».
Quería tomarle una foto, quería bajarme, quería salir de ese atolladero. Le pedí que me dejara en la Avenida del Ejército, pero no aceptó. «Yo la voy a dejar donde usted me ha dicho», contestó.
Así que cuando estaba como a 15 cuadras de mi destino, tomé la foto desde donde él no pudiera ver, en un semáforo le di el dinero y me bajé. Debe tener unos 55 años, usa lentes. Lo reconocerán porque de la nada le sale el tono de lamento-llanto y por la historia inconfundible.
Si tuviéramos algo parecido a un sistema de transporte, este tipo de taxistas y de historias no ocurrirían. Y quizá yo iría en bicicleta a mi trabajo como en 1991.
Pedazos de papel picado que cayeron al público con La Bilirrubina.
Cuando un artista o deportista estrella se va del escenario o de la cancha, se siente pena e impotencia: no hay cómo traerlos de vuelta. Este sábado, cuando terminó el concierto de Juan Luis Guerra y la 440, unas 20 mil personas salieron con el alma un poco más feliz, en particular ‘los foristas’ peruanos, unos siete elegidos que forman parte del ‘Foro’, grupo formado en 2000 por un residente en República Dominicana, el enlace más serio entre los conocedores y el artista.
«Yo escucho a Juan Luis desde que tengo once años y ahora tengo 31. El día que lo conocí, cuando ya estaba camino a mi casa iba llorando en la combi», cuenta una de las foristas. ¿Y sabías por qué llorabas?, pregunté. «De emoción. Lo mismo le pasó hoy a una de las chicas que lo vio por primera vez».
Coordinan entre ellos por teléfono para sentarse cerca unos de otros en la explanada del Monumental. Visten los polos que se mandaron hacer con el URL de la página web. No se autodenominan ‘club de fans’, tienen entre 44 y veintitantos años. Algunos de ellos fueron a escucharlo este año al concierto ‘Travesía’ en Bogotá y llevaron de regalo chocotejas de Vivanda. A los músicos les parecieron una delicia y esta vez fue lo primero que les dieron al verlos en Lima, entre otros regalos.
Ellos sabían antes que nadie que Gianmarco iba a cantar ‘Que me des tu cariño’ a dúo con el ídolo. Gran parte del público gritó sorprendida esa noche cuando vio salir al cantautor peruano: ellos, no.
Tomada del blog del cantante Roger: a la hora de la prueba de sonido, los foristas a la izquierda.
Me contaron también que la secuencia en que tres músicos de la 440 bailan ‘Thriller’ imitando a Jackson es parte del concierto ‘Travesía’ desde antes de la muerte del estadounidense, pues Juan Luis Guerra es su gran admirador: en 1983 compuso ‘Dame’, un tema en castellano con la música de ‘Don’t stop til you get enough’. Quienes bailan son Luis Mojica, David Armengot e Isidro Bobadilla ‘El Boba’.
Hemos llegado dos horas antes del concierto para no tener problema con los asientos y mientras esperamos -y transmiten el partido Brasil-Argentina en las pantallas gigantes- me entero de algunos de estos pequeños detalles: el cantante Roger Zayas les había comentado que iba a actualizar su blog con los detalles de los previos al concierto. La noche y la madrugada serían largas para la banda, pues el espectáculo terminaría cerca de las 12 y tenían que estar a las 3 am. en el aeropuerto para volver a República Dominicana. Seguirá un breve receso y después las cinco últimas fechas de la gira ‘Travesía’.
Escuchamos La Travesía, A pedir su mano, Vale la pena, Ojalá que llueva café, Woman del Callao, Cancioncita de amor (una salsa para su esposa y sus hijos), Burbujas de amor, Llave de mi corazón, Niágara en bicicleta.
Antes de cantar ‘Para ti’, Guerra recordó que esa canción la hizo para Jesús -la banda ora antes de empezar cada show-, y luego continuaron con La Bilirrubina, El farolito -un merengue del disco Fogarate que hace tiempo no cantaban- y Que me des tu cariño, en dúo con Gianmarco.
Según los foristas, el concierto de Lima -comparado con el de Bogotá- contó con pantallas gigantes de mejor resolución de imagen y mejor trabajo de cámaras para la transmisión en vivo.
Guerra presentó después a cada miembro de la banda y hubo algunos solos de güiro y percusión, antes de Amor de Conuco fue el momento de la coreografía de Thriller 🙂
El último trecho del concierto ofreció Ay mujer, Me enamoro de ella, El costo de la vida, Las avispas, La Cosquillita, La gallera, Visa para un sueño -aquí se despidió por primera vez del público-, La Hormiguita, Bachata rosa y Si tú no bailas conmigo, dedicada a su esposa Nora. Cuando parecía que ya no salían más, volvieron para cantar ‘Como yo’. El concierto se pasó muy rápido.
Los policías que resguardaron la explanada del Monumental no tuvieron mayores problemas y desde donde estaban apostados pudieron escuchar el concierto. A la salida: venta de CDs pirata y afiches del tour ‘La travesía’, el músico con discapacidad que tocaba con quena algunas canciones de Juan Luis recibía en su taper transparente decenas de monedas -mi hermano lo vio también en un concierto de Chichi Peralta-, venta de choncholí y gaseosa, miles de personas caminando tranquilamente por la Javier Prado hasta encontrar movilidad.
Nota al pie: Ya retomo en breve los temas usuales de este blog. Agradezco a mi hermano que me sopló los nombres de todas las canciones y me invitó a ir.
Miguel Cuevas consuela a nativo que llora al volver a su comunidad. (Archivo personal del S.J. M. Cuevas).
Traducción de otra nota sobre Bagua en Opera Mundi.
El Perú vive aún las secuelas del enfrentamiento entre policías y nativos en la selva norte, ocurrido hace dos meses y que dejó 34 muertes en Bagua. Algunos heridos ya volvieron a casa, mientras otros permanecen en hospitales o reciben apoyo legal en procesos judiciales. En Chiclayo e Jaén la solidaridad de la población marca una nueva relación entre la población urbana y de origen andino con los nativos.
En Chiclayo, la población y organizaciones de la sociedad civil se movilizaron para donar cubrecamas, ropa, medicamentos y sangre. Según Yolanda Díaz, coordinadora de ayuda solidaria del Centro Esperanza, ONG, que trabaja en educación de niños y mujeres de la periferia chiclayana, el apoyo a las víctimas en esa ciudad fue sorprendente.
“Los familiares no querían dejar solos a sus heridos pero no tenían dinero para alimentos ni alojamiento. Con fondos de la Comisión Episcopal de Acción Social fue posible ayudarnos cuando se terminó la colaboración de los ciudadanos”, dijo Díaz a Opera Mundi.
La coordinadora reveló que la Junta de Usuarios (de riego) aceptó pagar los gastos totales de uno de los nativos heridos pese a que ni lo conocían. También comentó que el equipo médico del hospital Las Mercedes –donde llegó el mayor número de víctimas–, además de salvar vidas hizo una colecta para colaborar con la alimentación de los familiares de los heridos.
“Es un hospital con muchas carencias pero, en esos días, alquiló máquinas que no tenía para realizar cirugías y poder salvar las vidas», comentó Díaz.
Víctima de una bala perdida en el pie, Atilano Cárdenas (21), fue uno de los jóvenes perjudicados el 5 de junio, a pesar de que no participó de las manifestaciones. Recuerda que se asustó cuando le informaron el precio de los clavos que tenían que colocarle en el pie: más de mil dólares. “Mi madre dijo que tendríamos que vender la casa, pero luego recibí ayuda. Me he sentido muy protegido en Chiclayo y estoy agradecido”, dijo a Opera Mundi antes de embarcar el ómnibus de vuelta a Bagua hace un par de semanas.
La violencia en Bagua ocurrió luego de que nativos de la región amazónica exigían la derrogatoria de leyes aprobadas en 2008 y que amanazaban sus territorios. Treinta y cuatro personas murieron en los enfrentamientos entre nativos y policias. Luego de un debate en semanas posteriores, el Congreso peruano aprobó la derogatoria de los decretos legislativos 1090 y 1064, por 82 votos a favor, 14 en contra y ninguna abstención.
Un nuevo vínculo
El sacerdote Miguel Cuevas, ex profesor de ética en la Universidad del Pacífico (Lima) y director-fundador del seminario jesuita de Jaén, encabezó la primera caravana de 14 camiones, para llevar 600 nativos de vuelta a sus comunidades el 9 de junio. Él explicó que, por primera vez, los campesinos, chotanos y la población urbana de Jáen se identificó con las causas de las etnias awajún y wampis.
Cuevas explica que siempre hubo distancia entre los de origen andino y los pueblos de la selva, pero desde que comenzó el paro amazónico, las personas apoyaron a los awajún, decían que ambos luchaban por los mismos problemas, ya que Jaén es una provincia con conflictos entre la población y las empresas mineras.
«Las expresiones de apoyo ocurrieron desde que algunos awajún llegaron detenidos a Jaén desde Bagua, algunos de ellos muy maltratados. Luego vinieron a la parroquia de Jaén, donde los ciudadanos fueron voluntariamente para cocinar y donar alimentos», agregó el sacerdote.
Tarde del domingo: Atilano vuelve con un lindo dibujo en el yeso y preguntas sobre su futuro y los hechos del 5 de junio.
Estudiante para ser profesor de danzas y mototaxista, Atilano Altamirano (21) fue uno de los baleados sin motivo en Bagua capital el 5 de junio. No participó de las protestas. El disparo al pie cayó cuando circulaba por una calle durante el ataque de la policía en la ciudad. El domingo volvió a Bagua y agradeció la red de solidaridad que ayudó a decenas de heridos y sus familiares que no tenían cómo costear medicamentos, alimentación y hospedaje en Chiclayo.
Ese día, «estaba trabajando normal en el parque, había harta gente, ya había policía pero yo seguía trabajando, y comenzaron a balear. Una pareja de pasajeros subieron y los dejé como a cinco cuadras, cuando bajé para darles vuelto sentí como una aguja y luego ya no podía pararme. Comenzó a temblar mi pie. Sé que me llevaron en ambulancia».
«Me asusté cuando me dijeron que los clavos que tenían que ponerme costaban 4 mil o 5 mil soles. Llamé a mi mamá, ‘tendremos que vender la casa’, dijo. No sabía qué hacer, yo dije: que me corten la pierna, mejor», recuerda Atilano, mientras espera la salida del bus de vuelta a casa.
Su madre conversa agradecida con Yolanda Díaz, una de las responsables de coordinar la ayuda solidaria que proporcionaron chiclayanos, chotanos y paisanos de Bagua para atender a los afectados del 5 de junio que fueron derivados a hospitales de Chiclayo. «Ustedes han sido nuestra familia», le dice mientras se le llenan los ojos de agua.
Yolanda Díaz y madre de mototaxista herido, quien luego de cinco semanas en hospital de Chiclayo pudo retornar a Bagua.
¿Quién responde por lo ocurrido?
Díaz informa que el joven trabajador debe regresar al hospital para un chequeo a inicios de agosto.
«Dentro ha quedado como hueco, si no se recuperan los tejidos, tendrán que hacerme injerto», refiere Atilano.
Aunque hace muchos años no vive con su padre, contó que ahora sí se ha interesado por él. «Ya que no me ha ayudado antes, quizá ahora. Pero si me apoya o no, queda en su conciencia».
«Acá -en Chiclayo- me he sentido bien protegido, me voy contento porque hemos hecho un grupo bien bonito con los familiares (de los heridos)», añadió.
Utero.pe retomó ayer la secuela de los hechos del 5 de junio en Bagua, citando -entre otros elementos- un reportaje de Alonso Gamarra sobre heridos inocentes y la triste búsqueda del mayor desaparecido de la policía.
En un recorrido que hice entre Chiclayo, Bagua capital, Bagua Grande, Imacita y Jaén -entre el domingo y ayer-, los afiches que ofrecen recompensa por el cuerpo del mayor Bazán se encuentran en cada esquina, en cada terminal de autos o buses. Han sido colocados por iniciativa de su padre. En los días siguientes incluiré más información sobre la situación post 5 de junio en la selva norte.
Hace algunas horas una colega mexicana buscaba maneras para desarrollar una mejor cobertura periodística de la gripe porcina que está atacando especialmente México D.F. Le comenté algunos hechos del tiempo de la epidemia de cólera en el Perú en 1991 y, por su sugerencia, comparto y agrego algunos enlaces. Aquella vez el compromiso y ayuda de los medios de comunicación fueron muy importantes para superarla.
Hubo algunos mensajes simples y cortos que se repetían continuamente por todo tipo de medios y soportes: lavarse las manos, hervir el agua, comer alimentos cocidos, reconocer los síntomas -especialmente en el caso de los niños pues eran los más vulnerables- y, por último, usar las ‘bolsitas salvadoras’ o preparar un suero casero de rehidratación oral hirviendo zanahorias. Si bien hubo denuncias acerca de las dificultades del sistema de salud en afrontar esta epidemia, el énfasis de la información periodística apuntó a la prevención y difusión de las posibles soluciones contra el mal.
Un documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo en 2002 con respecto de las acciones realizadas por Perú en 1991 que «hubo decisión política para apoyar en la difusión de los mensajes educativos a través de los medios masivos y alternativos», y menciona los siguientes:
– Perifoneo de los mercados
– Afiches colocados en lugares de mayor concentración (paraderos de transportes públicos)
– Pegado de calcomanías en los transportes públicos y lugares estratégicos.
– Pintado de murales
– Banderolas en todos los establecimientos de salud
– Campañas de sensibilización a la comunidad.
– Marchas locales con participación de la comunidad escolar.
Para el caso de México, parte de la solución a la epidemia es quedarse en casa para no seguir expandiendo el virus, usar una máscarilla tapabocas y estornudar cubriéndose la boca o con el canto del codo. Como ocurrió con el cólera, para la gripe porcina también es vital el lavado de manos con jabón.
El documento de la OMS también señala que «el personal de salud logró concertar con un amplio círculo de personajes políticos, autoridades locales, eclesiásticas y militares para que participen en la lucha contra la epidemia del cólera». Designaron funciones concretas y compartidas y construyeron compromisos precisos de la comunidad organizada en la lucha contra el cólera.
Aquí el enlace al documento: http://www.fao.org/docrep/meeting/004/ab416s.htm
A continuación, otro enlace a diapositivas elaboradas por personal del Ministerio de Salud acerca del programa aplicado para hacer frente a la epidemia en 1991, hay mayor desarrollo sobre lo hecho en el campo de comunicación y un plus acerca de las consecuencias de esta epidemia en el Perú. www.bvsde.paho.org/tutorial6/e/ppt/tema_10_caso.ppt
Hace algunos meses, cuando el Gobierno informaba que tropas combinadas del Ejército y la Marina tomaron el control de Vizcatán, preguntábamos en este blog qué harían en las zonas adonde los narcoterroristas se desplazaron. También surgía la pregunta de por qué siempre mueren los efectivos más jóvenes y menos preparados. Desde entonces, continúan las emboscadas dado que el problema está ahora ‘descentralizado’. Hoy en los medios vemos el dolor de los deudos de los asesinados en Huanta. ¿Habrá igual énfasis en la evaluación de la estrategia?
Esta emboscada será utilizada por los fujimoristas, quienes desde 1992 usan la idea de ‘la vuelta del terror’ para intimidar a los peruanos y reforzar el discurso a favor de su líder. Ya llevamos 16 años escuchando lo mismo.
Aquí el enlace a un texto en el que revisé cómo en la campaña del 2006 los actores políticos también usaron el miedo como recurso o argumento para dirigirse a los electores.