En octubre 2008 un taxista que abordé en Miraflores me contó una historia triste y convincente: su hijo se había accidentado montando bici y estaba a punto de perder la vista. Lo iban a operar ese día sólo si podía retirar de la aduana unos lentes intraoculares que llegaban de Colombia. Hoy, lo encontré de nuevo -station wagon blanca, TGQ630- y contó el mismo cuento, sólo que esta vez era un embaucador sin salud mental.
Hoy fueron 40 minutos de miedo, no como el año pasado que lloré con lo contaba: le di unos kleenex porque él también lloraba. Aquella vez le pagué quince veces más de lo que debía ser la carrera porque si no llegaba con equis cantidad a mediodía a la aduana, su hijo perdería la vista.
«Acá en Lima la gente es muy mala. Yo vine de Casagrande con mi esposa, vivimos en Puente Piedra, cerca de unas chacras. Un día que hice un servicio del aeropuerto a Ventanilla me robaron el carro unos tipos vestidos con terno, por eso ahora tengo que alquilar carro», relató el año pasado.
El año pasado, la operación iba a ser en el Hospital Mogrovejo de Barrios Altos, un día de semana al inicio de la tarde. Por un tiempo estuve tentada de ir a averiguar si efectivamente habían operado a ese niño que se había accidentado cuando se tropezó en medio de las chacras, ‘haciendo carrera con un amiguito’. No fui.
Esta vez su auto se quedó sin poder avanzar en el Circuito de Playas, donde seguía repitiendo la historia. Agradecía que el servicio fuera en dirección al Callao para luego ir a la aduana. Se quejaba de otra mujer que más temprano no le ayudó a cortar camino en República de Panamá donde el tráfico era tan malo -decía- como en ese momento. «Acá es donde uno gasta más combustible. Esto no es obra de Dios. ¿Por qué tanto sufrimiento?», preguntaba mientras miraba maniáticamente la hora cada dos minutos y arreglaba el protector de tela sobre el tablero del auto.
Como la hora avanzaba y los camiones cargados de desmonte no dejaban avanzar, renegó. «Ya me fregué. ¿Me va a reconocer un sol más por la demora?», preguntó. Estuve a punto de bajarme luego de decirle que me debía dinero por la mentira del año pasado, que era un estafador, pero simplemente le dije que no. Respondió de mala manera. Luego le gritó a un conductor que pasaba por su lado: «¡Imbécil, cuida tu línea!».
Quería tomarle una foto, quería bajarme, quería salir de ese atolladero. Le pedí que me dejara en la Avenida del Ejército, pero no aceptó. «Yo la voy a dejar donde usted me ha dicho», contestó.
Así que cuando estaba como a 15 cuadras de mi destino, tomé la foto desde donde él no pudiera ver, en un semáforo le di el dinero y me bajé. Debe tener unos 55 años, usa lentes. Lo reconocerán porque de la nada le sale el tono de lamento-llanto y por la historia inconfundible.
Si tuviéramos algo parecido a un sistema de transporte, este tipo de taxistas y de historias no ocurrirían. Y quizá yo iría en bicicleta a mi trabajo como en 1991.
noviembre 25, 2009 at 6:28 pm
Realmente tendré cuidado de este tipo, los que se aprovechan de la caridad de las persoans de buena voluntad no sólo andan en taxi. Yo recuerdo una vez que tuve que ir al Hospital Santa Rosa para ver a mi abuelo que estaba muy enfermo y encontré a un tipo así también lastimero que quería dinero porque su hija necesitaba no recuerdo qué pero tenía los papeles del médico y todas esas cosas, bueno le di un poco de dinero. Luego de mucho tiempo (quizás más de un año) lo volví a ver pero esta vez en el Hospital Carrión, donde yo fui a donar sangre, y tenía el mismo rollo, parece que se lo había aprendido de memoria. Y a los embaucadores los encontramos también en los buses, cousters, etc etc miserables que incluso tienen la osadía de llevar a sus hijos en brazos (sabe Dios si son realmente sus hijos) para dar más lástima y que las persoans le puedan regalar un sencillo que «no les hará rico a ellos ni a nosotros pobres» Las municipalidades deberían encerrar a este tipo de personas, y también a los que se aprovechan de los niños para que vendan sus golosinas y pidan dinero, no sé si al gobierno le interese esto, ojala que algún día a alguien le interese
noviembre 25, 2009 at 7:55 pm
alguna vez un taxista me contó hia. similar, antes de darle el dinero dudé de que fuera cierto lo que decía, luego pensé que si lo fuera no seria yo quien respondería por la responsabilidad de embaucar, mentir, jugar con el sentimiento ajeno, etc., así es que se lo entregué igual.
noviembre 25, 2009 at 8:31 pm
¿Y hay forma de saber quién es el tipo por el número de placa del auto? Entiendo que en SAT se puede saber esto. Yo nunca lo he hecho. De allí a la ficha de Reniec (para quien tenga una clave de acceso al sistema) hay un paso. Luego, publicar la foto y la historia y voilà!!!
noviembre 25, 2009 at 9:01 pm
Lamentablemente no funciona en este caso porque alquila el auto. El año pasado usaba una camioneta de otro color muy vieja. Esta vez es otro vehículo.
noviembre 26, 2009 at 1:20 am
Pero se le puede avisar al dueño, para que lo encare.
En cualquier caso, se sorprenderá del poder de las redes, y de la vigilancia ciudadana…
noviembre 25, 2009 at 8:38 pm
Yo pasé por lo mismo! Este mismo taxista me hizo una carrera en Julio del año pasado y contó exactamente la misma historia del hijo que estaba a punto de perder la vista, que unos médicos lo iban a operar gratuitamente, pero que necesitaba retirar algo de aduanas y que para eso no tenía dinero. Miraba a cada rato el reloj, lloraba, arreglaba la franela encima del tablero, etc. tal cual lo describes.
Yo trataba de darle ánimos, pero acongojada también pues la carrera era al Hospital Rebagliati (mi padre estaba siendo operado del corazón). Si no era porque estaba misia, seguro que le hubiera dado dinero pues me cogió en un momento difícil para mi emocionalmente. Menos mal que no le di nada.
Hace como 8 años le había dado dinero a otro taxista que me contó otra tragedia, pues pensé lo mismo que dice Jaime arriba. y me dió pena no poder colaborar con éste.
Hasta que hace un par de meses me volvió a tocar este mismo taxista con el cuento del hijo que se va a quedar ciego, el mismo cuento, con esa voz llorosa inconfundible. Me bajé 3 cuadras después de subir, salí corriendo en pánico!!
Gracias por publicar esta historia. La compartiré con mis contactos para que estén atentos y no se dejen engañar.
Sin embargo, no puedo evitar pensar en lo difícil que es confiar y ser solidarios.
noviembre 26, 2009 at 12:06 am
Nunca me ha pasado, lástima por el mal momento… pero qué bueno que te lo hayas encontrado nuevamente y que estés bien. Estaré pendiente igual. me hubiera conmovido, aunque seguro no le iba a poder dar nada aunque quisiera x)
noviembre 26, 2009 at 4:40 am
A mi tambièn me la hizoo!! Tome el taxi en arenales con javier prado, para q me deje en pardo y aliaga con camino real (seràn como unas 7 cuadras de arenales con javier prado a mi instituto) y me empezo a contar la misma historia q te conto, que su hijo se habia accidentado montando bicicleta (y lloraba), y que sino llevaba los 400 soles que necesitaba para que lo operen, su hijo iba a perder la vista.. yo solo miraba por la ventana a ver si habia un policìa por ahi, porque lo primero q se me ocurrio es q por su desesperaciòn se iba a desviar e iba a terminar sacandome la còrnea para darsela a su hijo, pero felizmente me dejo en el instituto. Le pague con 10 soles y me dio 4 soles de vuelto.. o sea 6 soles por 3 cuadras! y yo le dije.. señor es lo unico q tengo, es mi pasaje para lo que resta de la semana y me dijo ‘comprendeme’, yo no sabìa que hacer porque se veìa tan desesperado que le creì, asi q deje q se fuera con mis 6 soles.. y de casualidad entro aqui y me doy con la sorpresa del taxista embaucador.
noviembre 26, 2009 at 5:52 pm
«…lo primero q se me ocurrio es q por su desesperaciòn se iba a desviar e iba a terminar sacandome la còrnea para darsela a su hijo…» jajajajajaja…sorry, pero es muy gracioso. XD!!
noviembre 26, 2009 at 11:45 am
A mí me contó la historia de Miraflores a un hospital de Monterrico en 2003, con todo lujo de detalles y lágrimas.
Le dí lo que pude.
A los que me la contaron después les dí voces e insultos y tuve que esperar, normalmente un semáforo en rojo para bajarme.
noviembre 26, 2009 at 3:37 pm
Me siento como un reverendo imbécil al leer esta historia. Es el mismo taxista, la misma historia del hijo accidentado, el mismo llanto… la misma historia de lo que hay que sacar de la aduana… para mi mala suerte (y la de él muy buena seguro) tenía efectivo en la billetera. Yo nunca doy limosna a nadie, pero ese día no se qué me pasó… fue muy convincente el maldito. Le di poco más de 100 dólares… al tiempo, volvió a pasar por mi casa y por mi trabajo que es hacia donde me dejó en la primera carrera… creo que su modus operandi es rondar por los sitios donde cayeron incautos como yo. Definitivamente es él, el mismo. La misma station wagon.
Ojalá y me lo vuelva a encontrar, les juro que le parto la cara si lo vuelvo a ver.
noviembre 26, 2009 at 3:40 pm
Uyy historias como estas se dan al paso…nunca escuchen a un desconocido, menos le sigan la cuerda.
Un consejo, siempre q se den estos casos muestrense a la defensiva hagan como si d pronto recibieron una llamada y exaltense, hasta amenacen, para q vean ellos q uno esta mas loco q ellos, a estos hay q trabajarlos también.
noviembre 26, 2009 at 4:00 pm
A mi esposa le dijeron exactamente el mismo cuento, solo que esta vez un taxista en un Tico.
En otra oportunidad un taxista le contó un cuento similar, también buscando plata, pero esta vez era de ¡TAXI SEGURO!
noviembre 26, 2009 at 4:07 pm
Ya le hicimos su grupo en Facebook, porque así de coj (¡tiii!) somos las redes sociales 😀
noviembre 26, 2009 at 4:11 pm
pucha a mí también me chapo este taxista… no puedo creerlo que falsa puede ser la gente y aprovecharse del sentimiento solidario de los demás. yo, acongojado le di 150 dolares, para que vaya a la aduana a sacar los lentes de su hijo. fue por el puente angamos cerca de pase de la república, yo iba para San Isidro y aparte de los dolares le di pagué 20 soles por la carrera. maldita sea si lo vuelvo a ver, le parto la cabeza con la puerta…
bah, no me hagan caso, me lo inventé todo.
noviembre 26, 2009 at 5:53 pm
No dejemos que esas personas que se aprovechan de uno, malogren nuestro sentido de solidaridad, de caridad.
A mi me la han hecho, pero no por eso voy a dejar a apoyar cuando pueda, y estoy seguro que he ayudado a mas personas de las que me han timado.
noviembre 26, 2009 at 7:24 pm
El texto no pretende desanimar a los solidarios, sino simplemente alertar acerca de una historia que ya probó ser mentira.
Gracias por el comentario.
noviembre 26, 2009 at 8:20 pm
A mí me ha pasado eso pero no con un taxista, sino, en el micro. Una vez se subió un señor a contar su historia de que su hijito, su pequeño angelito acababa de faller y q no tenía dinero para enterrarlo. La hizo tan bien, son su voz llorosa que todo el micro le dio plata, yo también. Varios mese después lo volví a ver en otro carro con el mismo cuento y la misma voz llorosa. Esa vez no tuvo tanta suerte pues el micro estaba casi vacío y creo q sólo le dieron dinero un par de personas… cada vez le creo menos a la gente
noviembre 26, 2009 at 10:21 pm
Cuando se trata de ayudar, prefiero comprar algo de comer y darselo a algun de los tantos ninhos famelicos que andas por las calles de nuestra ciudad. Por supuesto asegurandome de que se lo coman (por lo menos la mitad antes de que se lo quiten)
La rusa.
noviembre 27, 2009 at 11:24 pm
Estimada Jackie:
Hace unos tres o cuatro años me topé con este mismo taxista embaucador (lo reconozco en la foto aunque está de espaldas, usa lentes gruesos ni mal no recuerdo). Me hizo una carrera al centro de Lima y me contó exactamente la misma historia (el hijito accidentado por montar bicicleta). Aquella vez le di el vuelto de la carrera (unos cinco soles), pero siempre me quedé con la duda. Ahora veo que es un estafador y ya lleva varios años haciendo el mismo cuento. Definitivamente, en Lima necesitamos a gritos un auténtico sistema de taxis como corresponde a toda capital.
noviembre 29, 2009 at 12:44 am
Sí: tiene monturas y vidrios algo gruesos.
noviembre 28, 2009 at 6:09 am
Es una joda que esto pase hasta en los taxis, suerte que yo nunca escucho a la gente que no conozco y menos les dejo que me trabajen al sentimiento.
noviembre 28, 2009 at 3:57 pm
Nunca falta el recursero , la verdad que yo ya hice de tripas, corazon . . cuando me vienen con historias de ese tipo ya no las escucho asi sea de quien venga me he propuesto ya no escuchar ni sentir nada de nada hay demasiados pendex en esta ciudad, y recuerdo que hace un tiempo bajando por la san felipe cerca de la embajada de italia me intercepta un tipo muy correcto, con terno un maletin y muy preocupado me dice que nececitaba un sol para su pasaje y que con toda la verguenza del mundo podria agenciarlo . . lo mire lo medi y me dije » a cualquiera le puede pasar » y le di en calidad de prestamo un sol con la condicion que se lo de alguna vez a alguien que lo necesite . . tiempo despues para su desgracia me lo volvi a encontrar y me volvio a interceptar y con el mismo cuento pero ya no estaba vestido igual la cara me confirmo que se trataba del mismo tipo y lo unico que recibio despues de contarme el cuento del pasaje se llevo una buena mentada e madre y su respectivo empujon. jure desde ese dia que por mas historia que me cuenten no creer en nadie , ahora veo a las chicas con bebes en los brazos y me digo que son alquilados, a los niños nada de dinero una galleta o caramelos un juguete viejo que llevo en el carro las viejitas todavia pueden trabajar y los ciegos, no j… tambien lo pueden hacer . . . cojos locos mendigos saltimbanquis chancaditos y raspaditos nos acosan por donde vayamos y son un presupuesto aparte . . . colaborame pee!
noviembre 29, 2009 at 6:02 pm
ALgunos te engañan directamente y otros de manera sistematica, particularmente solo ayudo a niños que veo trabajando, una vez me toco un taxista que me conto unos chistes tan buenos que le deje el vuelto, me dijo que habia trabajado de payaso hace mucho tiempo pero que aun lo llevaba en la sangre… le deje el vuelto porque creo que si alguien te hace pasar un buen rato con algun tipo de arte se lo merece… pero si este tipo te saco un buen billete a mi parecer es la actuación mas cara que has pagado calculando que la entrada a un teatro esta en un promedio de 50 soles… no hay que negar que tiene buen floro el taxista porque facil que si no lo hubieses visto de vuelta seguirias creyendo que te ganaste el cielo porque ayudaste a alguien… ganaste experiencia!!!
diciembre 3, 2009 at 12:49 am
Gracias por publicar la historia: alucinante…
diciembre 4, 2009 at 9:27 pm
[…] shares on her blog two encounters in Lima [es] with the same taxi driver: on the first one she cried after hearing about the driver's son […]
diciembre 5, 2009 at 12:18 pm
[…] a comment Jacqueline shares on her blog two encounters in Lima [es] with the same taxi driver: on the first one she cried after hearing about the driver's son […]
diciembre 9, 2009 at 2:50 am
Vaya por todos lados hay delincuentes, bueno sin ir muy lejos con el numero de placa entre al Intrasat (servicio online de consulta gratuito) http://www.extrasat.gob.pe/modulos/bancodedatos/sunarp2008mar/sunarp.asp
Puse la placa del susodicho taxista y salio sus datos de su tarjeta de propiedad.
diciembre 9, 2009 at 3:23 am
Gracias por buscar: lo que decíamos en un comentario anterior es que el taxista alquila el auto, entonces habría que buscar al propietario para dar con aquél.